lunes, 1 de marzo de 2010

EL PRINCIPIO II

En los años 1994/1995 me inscribí en música en el CONSERVATORIO MUNICIPAL DE MUSICA DE BUENOS AIRES, para piano y canto. Dos años... No pude seguir. Y muuuchos años estudiando inglés y sé algo de italiano...
Ahora sigo con el ingés, italiano y ése aparato llamado ordenador y su internet.

Volviendo al tema que nos ocupa, en 1985 ¿? volví a alquilar, pero ésta vez en pareja. Nunca ví con buenos ojos ni con entusiasmo la relación - Aaah, la intuición...!, qué maravilla que deberíamos desarrollar TODOS, y no silenciarla con "el raciocinio"...!, peeero, tanto vá el cántaro a la fuente... No era una mala persona, ni mucho menos. Pero, sencillamente hay cosas que no coinciden y, desde luego, no terminan bien: "no lavo, no plancho, no hago la limpieza, sino los sábados; trabajo desde las 8 que salgo de casa y no vuelvo hasta las casi 12 de la noche de la escuela...". "No importa", fue la respuesta. Eramos casi de la misma edad; él estaba casado y tenía 2 hijos. Nunca supe por qué aprovechó su relación conmigo para dejar su casa. Me la presentó. También conocí a sus hijos. Con él nos conocimos en el trabajo. Marcos Mussali me salió otra vez de garante y el propietario de la casa también era judío, pero esquenazi (Marcos era sefaradí). El apartamento era grande, con un gran balcón de punta a punta, daba a la calle, en un piso 12 de la AV. Pueyrredón y Corrientes. No teníamos ni lo más mínimo indispensable y allí se compartía todo: él (protección) tenía que responder a la madre de sus hijos y a sus hijos. Más sacrificio. Pero cuando yo llegaba a la noche, siempre me encontrba con la cena lista y la mesa puesta

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