lunes, 19 de abril de 2010

RESUCITANDO MUERTOS

Hay quienes están resucitando muertos para difamar (o no), para deshonrar, humillar, manchar y mancillar sus nombres, sus figuras; sus trayectorias en vida. Desde los que han sido de más renombre, famosos, hasta el vecino de la casa de al lado.


Yo lo quiero hacer para para limpiar las deshonras, la ignominia que ha mancillado sus nombres, sus imágenes, así como la mía propia. Y claro que para eso tengo, desde el volcán en dónde estoy sentada,  que entrar a lanzar puños de lava contra aquellos que se han vanagloriado y han comido (y siguen comiendo) de nuestras carnes.


Se los debo, se los debo a todos aquellos que se arriesgaron, que se la jugaron por mí, que apostaron por mí, que vieron en mí quién yo soy y buscaron a su vez un hombro en mí, que no pude sostener por no poder sostenerme ni yo misma, siendo que tengo la fuerza DE LA VIDA para resistir la adversidad.
Se los debo a aquellos que han sido engañados, envueltos y tragados por esta tela-de-araña-devora-vidas., y a aquellos que sus vidas han cambiado solo por el hecho de haber querido permanecer a mi lado...
Se los debo a aquellos que me dieron todo esperando poder lograr algo bueno con ello, pero que no supieron ni ver, ni evaluar el grado de perversidad de los perversos que sí probablemente consideren, nos evalúen, como que no somos como ellos, que no somos humanos...


Porque alguien muy bien dijo:


"El conocimiento de la verdad coloca al hombre sobre una base sólida y firme y le da un claro criterio de todas las cosas desterrando de el la pena y mortificación que causa la vacilación y la incertidumbre"


En RNE se entrevistó al profesor Joan Carles Malik, de la U.A.B, con motivo de la publicación de un libro suyo, en el que cita una secuencia de la película "El Pijama de Rayas", en el que es lo que le contesta el comandante nazi a su hijo sobre los prisioneros: "no son como nosotros, no son humanos..."
Este profesor opina que esa era la "moral" nazi, cosa que a mí me lleva a pensar entonces dónde se coloca lo que yo aprendí como inmoral y amoral. Me parece que hacer esa interpretación es otro atraso en el avance, en la evolución, como especie humana.


Opino que la empatía es un traspaso energético, y el que es compasivo no se lo plantea, solo siente.
Sí, trabaja sobre el emocional; y, ¿no tiene que ver con la conciencia?, ¿no estamos anestesiando a la conciencia?
Y esa es la marea que está cubriendo el planeta: INSENSIBILIDAD




Porque mi papá no lo hizo mal, salvo ser, probablemente tan entero que vistas las circunstancias, decidió casarse y con la persona equivocada, no sólo dicho ésto por todos los que los conocieron, sino por los propios hechos.
Y él, como nosotros tuvo que verse luchando desde entones con fuerzas de presión destructivas, devoradoras, maquiavélicas, perversas, hasta que a los cuarenta y siente años lo vencieron; porque no era el solo: tenía tres hijos de los cuales se había hecho cargo, responsable, de manera totalmente voluntaria, porque bien hubiera podido ponernos en centros -éramos terribles- hasta nuestra mayoría de edad, tal como se lo recomendaban unos y otros. Pero no, peleó en su hora por sus dos hijas y se  repeleó por su hijo varon -ya que su mamá también quería al niño para que viviera con ella- para tenerlos con el.
Y no lo hizo tampoco mal de esa manera, porque terminó siendo amigo de la mamá de su hijo y el niño pudo tener a su mamá y a su papá.
No, no lo hizo mal. Eramos 5, 7,8.
Y, salvo breves intervalos, vió, presintió y sintió como no sólo era atacado el por esas fuerzas oscuras sino que lo vio-presintió- en sus hijos también.
Peleó contra esas fuerzas con diferentes métodos que nunca llegaron a ser efectivos (¿porque no fue constante?). Probablemente no les tendría fe y esperaría en ese dios católico que había aprendido de su época de monaguillo; ese dios que no obra de ninguna manera sencillamente porque no existe.
Y fue a buscar para nuestra educación en los curas; a San José de Calasans fue a conversar por esto con un cura católico que no nos quiso recibir porque mi papá era separado. O sea, hijos de separados, no.
 Pero, la querida María Teresa del Campo y Molina, un escorpión destilando veneno y muerte por donde quiera que va, tiene las puertas abiertas entre los curas católicos de par en par... E incluso ella sí, se casó por segunda vez y por la iglesia católica. Para eso vino a fastidiar a mi padre por el año 1968 -que había conseguido estar bien como nunca-, a pedirle el divorcio, pero ahora sí, legal. Después de ésto, comenzaría el declive de mi papá hasta el final.
No, mi padre no lo hizo mal. Cuanto mucho buscó en el lugar equivocado (como yo) por una creencia (fe) equivocada. Hoy lo veo. Hoy lo comprendo. Hoy entiendo tantas cosas que ví y que vivi a su lado. Y sin comprender, sin la certeza, sin pelear energéticamente (como hoy se sabe), y sin probablemente saber cómo hacerlo, no sobrevivió. Era lógico y natural. No se puede cargar con tanto. Aunque el intelecto resista, el cuerpo es el que a veces no aguanta.
Y sí, quiero otra vez dar gracias a mi papá porque recién ahora comprendo lo que es llevar una casa de 5...6..., a veces 8, 9 personas, con tres "trabajados" rebeldes, (bueno, uno tan rebelde no, mi hermano, pero sí muy "trabajado"); "trabajado" el y toda su familia, la economía (los negocios)... ,y con toda la porquería que incluso hoy seguimos cargando nosotros.
Le doy gracias porque fue un buen hombre, de buenos sentimientos, de buen corazón.


             La mala educación que nos dió se basaba en mantener el equilibrio entre fuerzas que están constantemente oponiéndose siendo que todas constituyen un todo: la familia. ¡Qué difícil para un hombre y sólo! Y sabía que si no dejaba las cosas preparadas, iban a ir por nosotros, a despojarnos. Me lo dijo: "necesito tres días para que ustedes no se me queden en la calle, después me puedo ir tranquilo". Esos tres días para el no llegaron. Esa misma noche no aguantó más y dejó de estar.


Estaba cansado, herido, solo, si se quiere, abandonado. Los hijos jóvenes nos damos el lujo de pelearnos, de abandonar a nuestros padres, pensando, creyendo que no nos interesa, (y hay! cuánto le debo!) que siempre van a estar ahí. ¡Pero eso tampoco nos interesa! ¡Qué soberbios, qué ignorantes!


Quero dar gracias también a mi hermano Eduardo por haber sido sencible, mi amigo y a veces consejero. Por no perder nunca, ni en la peor adversidad el sentido del humor. Gracias por haber sido una buenísima persona.


Gracias a aquella persona que me abrió las puertas del conocimiento de lo energético y la de las casas en las que ella entraba (...) en esta tierra hostil. Y sé que muchas las perdió por ésto, y sé que aún así no le importó. Gracias. Eso no tiene precio...


Gracias a Bibi, que si bien no me olvido de sus defectos y debilidades (quién no tiene ambas cosas), era una buena mujer. (¡Y qué mano tenía para la cocina!!!)




Hoy, padre mío, que sé lo que es enamorarse, ser joven, lo que son los hijos, lo que son las relaciones afectivas,  que sé lo que es la mujer con la que te casaste, lo que es tener que hacerse cargo, llevar adelante una familia, hoy que recuerdo lo difíciles que éramos, hoy que sé lo que cueta tener un techo y miro lo que tu construiste y como eras, me lleva a valorarte en el real valor que tenías y me siento orgullosa de haber sido tu hija.
Vos luchaste contra lo mismo que hoy luchamos nosotros, pero por cinco...


Aunque me deshonren, hoy yo te honro, papá mío. Estoy, una vez más, orgullosa de haber sido tu hija y de ser como soy -aunque tengo mis duros arrepentimientos, no te creas...; pero por mi propia evolución- gracias a tí.


Ahora entiendo por qué te lo pasabas sentado delante de la máquina de escribir, por qué de tus insomnios, de tus dolores -yo también los he padecido, igual- y ahora sé por qué eran; el por qué tus salidas a la madrugada, en tu bicicleta, cuando no había nadie, el fresco te podía aclarar las ideas y, quizás encontrar un sitio, solo, para llorar tu pena, que no compartías con nadie. Gracias por haberme hecho partícipe tantas veces de esos momentos "madrugones" y haberme llevado contigo, haciéndome compartir tus momentos de soledad y quizás, de pena, que nunca tampoco me dijiste.
Quizás con la mamá de tu hijo, tu amiga, compartiste los dolores y las penas de la vida, porque con ella habías compartido las desgracias que te acarreaba Teresa, la madre de tus hijas a través de la distancia; y aún así nunca le guardaste ni un mínimo de rencor...Y, estoy también segura, de arrepentimiento. ¡Has sido grande, padre mío, has sido grande!


Papá querido, yo no lo hubiera podido hacer. De ninguna manera. Y mucho menos mejor que tu.
SE LOS DEBO.


Me lo debo a mí misma porque callé durante treinta años, siempre contemporizando, matarlas callando, y fue un error.
Y porque el tiempo de callar se acabó.
Hay que gritar siempre, y gritar fuerte. Que todo el mundo te escuche, desde el principio, antes de que sea demasiado tarde, antes de que te pongan una mordaza en la boca y luego ya no puedas ni moverte, ni respirar.


La denuncia discreta, calmada, educada, apenas musitada, está destinada a morir bajo la notoria, estruendosa y prepontente violencia del opresor, del maldito violador del derecho. cuyo objetivo es despojar y el hecho debe ser descaradamente arbitrario y de la manera más impune y que así se vea y se note; y quizas lo usen de esa manera para que sea "ejemplarizante". Como en la inquisición
Y porque se merecen que les pida perdón.
Perdón a mi papá por haberlo abandonado en los que serían sus últimos tiempos. ¡Qué mal que apostamos a veces!
Perdón por no haber podido frenar la deshonra que acarrearia a tu nombre y a tus 20 años de sacrificio por mí. ¡Cuántas veces me pregunté si realmente te valió la pena! Perdóname, porque aunque no me lo merecía, ¡tú tampoco!


Perdón a mi hermano Eduardito por haber corrido detrás de "la chancha y los veinte", y haberte, no sólo  abandonado, sino, luego lo sabría?, haberte entregado a la perversa de Teresa.
Cuántas veces me he arrepentido de haberte llevado a ¨BsAs! Hubiera sido diferente entonces? Yo no puedo saberlo, porque ya andaban detrás de tí, y ví que el imbécil que podría haberte ayudado era el que me lo estaba diciendo. ¡Qué manga de inútiles hemos tenido pegados a nosotros! Inútiles u oportunistas, no lo sabemos...


Perdón a mis hermanos por haber confundido..., no sé, no sé qué fue lo que confundí, pero perdón por la reunión  en Athos. A veces pienso que de haber hecho lo que se me pedía, todo lo demás no hubiera ocurrido.


Sí, en eso también tíenes razón... 

INSENSIBILIDAD

Incluso yo misma. Bajo de un tren y en esa misma estación acaban de atropellar a un hombre. Los restos aún estaban desparramados por las vías. Yo, apurada por el trámite que iba a realizar, no me paré ni a mirar. Al volver para prender el tren de regreso, completamente contrariada por el resultado de mi gestión, recién estaban recogiendo lo que quedaba del hombre. Cuando vino el tren, subí y me marché.
Lo que es yo, ante semejante suceso, no había sentido absolutamente nada.
Y me quedé cortada en ese darme cuenta. Durante tres días no pude dejar de pensar en esa persona y en mi propia frialdad ante el hecho. En quién era y que era lo que había ocurrido.
A los tres días tuve que volver al mismo lugar, y de paso por la ventanilla de la venta de tickets, pregunté qué había sido. "Ah, uno que se arrojó a las vías; un boliviano", me contestó el ticketero, como si dijera que no había pasado nada, que sólo se había abierto una maleta...Me asombró e indignó más su actitud que mi propia postura. Era como si hubiera dicho "no, se desparramó una bolsa de basura". Fui a esperar mi tren ya de regreso y me inspire a hacerle un poema -que como no lo escribí en el mismo momento, se me esfumó-. Se llamaría "Insensibilidad". Pensé en su decisión en Bolivia de viajar a España a ver de buscar otros horizontes detras de mares, tierras y fronteras, a ver si hallaba lo que allá no. Que quizás se había marchado con lo último que le quedaba y dejando promesas. Que junto con el billete de viaje y la maleta, había viajado con un sueño por cumplir, unos planes para realizar y unas ilusiones que esperaría concretar. Pensé en su lucha de inmigrante, en las respuestas: "Si no tienes papeles... no, no hay trabajo." Pensé estaría sin más dinero, pensé estaría sin tener donde vivir, pensé en su sueño convertido en la pesadilla de la realidad golpeando fuerte y bajo; pensé en su sensación de fracaso y punto final como carga y las promesas muertas. Pensé en que vio la muerte de su futuro antes de decidir su propia muerte... El mundo acabado, antes de acabar consigo mismo también. Y en "nuestra" insensibilidad ante tanta desolación de un alma para llegar a esa determinación.
Y a nadie le importaba.
 Ni a mí me dolió.


Leí (y recomiendo) "El Idiota Moral", de Norbert Bilbeny. Cuando lo leí me pareció extraordinariamente esclarecedor de cómo se llega, se consigue, insensibilizar a las masas.
Casi siempre, a fuerza de ver dolor, y de padecerlo, si sobrevives, te insensibilizas. Y digo casi porque puede ser una de las razones, a veces.

Los discursos inclinados hacia cierta dirección también terminan provocando este mismo efecto. La frivolidad, la superficialidad, el culto a la banalidad, la irreflexibilidad...


Y es en ese estado emocional que tenemos un mundo como el de hoy, que nunca sabré si es peor que ayer, o solo más difundido.


Pero el amor, que pensándolo un poco, quizás se genera propiciando los ingredientes opuestos a los anteriores, es una energía de responsabilidad - (!qué palabra¡), de compromiso...
Cuando estuve en Estados Unidos, una de las cosas que más me agradó fue que cada vez que subes a un bus quien conduce te da inequivocamente los buenos días/tardes/noches.
Qué poca cosa, qué poco cuesta y sin embargo qué buena impresión que te produce.
La cortesía, la amabilidad, el trato respetuoso, la consideración, quizás podrían ser unos mínimos buenos ingredientes para comenzar a fomentar la energía de amor...
Aunque es cierto, hay tanto mar de fondo, que, como me comentó alguien en españa, suena a hipocresía; pero qué bueno que sería que empezáramos, como al principio, desde casa, desde nuestro entorno, a ayudarnos a crecer en este sentido, porque no cabe duda de que por no ser hipócrita, nos estamos volviendo unos desagradables, insoportables, incompartibles seres, cargados de groserías, malos pensamientos, sentimientos y acciones, y, como digo yo, eso también es "contaminación ambiental"; y de la peor.

A propósito del tema,  me parece apropiado anexar las siguientes frases de Jorge Bucay:
"...uno crece. Nadie le crece. Pero ello no ha de ser una coartada para abandonar a alguien, nunca mejor dicho, a su propia suerte."
Y de esto se trata cuando asumes tu propia responsabilidad sobre tus actos en cuanto puedan atentar, ya no contra tí, que si tu quieres y crees que vale, te la juegas y pones la cabeza para que te la corten, sino contra los otros por tí.


Siempre tenemos responsabilidad hacia los demás en lo que actuamos, y ante la misión, ¿qué prevalece más, el deber o el amor?


El amor es y constituye un freno de la individualidad.


Soy, creo, enseño y recomiendo el individualismo. Pero no el individualismo a ultranza, caiga quien caiga y a costa de todo y todos.  No, no, no. Hay cosas en las que tenemos la obligación moral de hacernos responsables y ese límite que pone el amor es el poner en riego al otro. Y el miedo.


El amor y el miedo son dos frenos poderosísimos.
Pero el miedo se puede -y se debe- vencer ante la mision.


- El amor, nunca!!!-


¿Cómo se genera el amor? Promocionándolo, fomentándolo, practicándolo con la compresión, con el entendimiento del otro; y eso no significa estar pegados, juntos.


Todos estos escritos tienen la finalidad de restaurar, de reivindicar. Sobre todo a los ausentes: mi papá y mi hermano..., y luego a mí misma, a los míos. Para que se sepa quién es quién y como es (y ha sido) cada quien. Es una obligación moral.