jueves, 20 de mayo de 2010

NO POR MUCHO MADRUGAR...

Ahí estaba yo. Habiendo pasado dieciséis años sin sexo, habiendo luchado toda mi vida -no luchado, porque siempre fue absoluta determinación y convicción- contra los que no pueden ver una mujer joven y sóla sin tener que "invitarla" a la prostitución; cuidándome de no quedar completamente desnuda ni cuando debía cambiarme y ponerme un camisón (eso en mis años de evangélica), habiendo vivido en una casa "religiosa" para mujeres, buscando, de algún modo, refugio y protección, habiendo trabajado en España como doméstica sin salida, por el mismo motivo; pasar la verguenza de haber tenido que desnudarme delante de las "enfermeras" (y porque me respetaron el que no quería enfermeros), y casi bañarme adelante de ellas, tratada como, entre una ibécil, y una no sé ni qué..., Porque nunca a los criminales, que también estaban por allí, los trataban mal, mucho menos lo mal que me trataban a mí. ¿Qué había pasado?

Y no se conformaron -nunca, ya te dije, se conforman- sino que vinieron y me aplicaron una inyección...

Todavía creía en dios, así que me aferré a su paciencia -minga, la mía-, y aguanté.
Pero fíjate que sería la primera vez (y no la última) que me violaran (literalmente) sexualmente energéticamente...

Entonces me acordé que estando yo afuera, en las condiciones inmundas antedichas, yo con un euro para comprar una hamburguesa, porque no había podido sacar mas dinero que para eso, con frío, con hambre, una mujer me asedió con "satanás" (energías frías y oscuras), en todo mi cuerpo y mi sexo, mirándome de arriba a abajo con el mayor de los desprecios, hecho éste que me despertó tal indignación al pensar "qué estás mirando; a ver si serías tú capáz de vivir así con tal de no prostituirte", que le envié una de las peores energías que fui capaz en ese momento (aprendido de la gestapo, por supuesto) dirigido a sus genitales (un poco de lo que a mí misma me mandaban constantemente, sólo que más específico). Así que en ese momento, en el puticlubsaludmentalaquítequedas, pensé que lo hacían por eso, por venganza...Sigue siendo esa mañía de querer encontrar una razón del por qué se es tan malnacido, aparte de por ser un aborto no consumado y que debió haber sido, me entiendes? Luego recordaría, analizaría, que no, ya que fue, en otros grados y bajo otros intereses y términos, lo mismo que utilizaron en el "hogar" Pagola...

Con el profesional de la "salud mental" "dr." Llovet, no pude hablar nunca, porque tanto el, como sus colegas -mujeres-, mostraron tal amenazadora actitud, (el sentado con la mano en el computer y sin sacar la vista de allí, y ellas rodeándolo, de pie, mirándome de terror, en la primera cita), que salí, esa vez, despavorida (aún antes de entrar, desde la puerta) y nunca más lo quise volver a intentar, negándome rotundamente a ser "tratada" de esa manera y a hablar con el.

Drogada, sí, hasta la raíz del pelo: o tomas o te inyectamos...

Dos veces, creo, tuve entrevistas con una "psicóloga", argentina ella. La misma mirada amenazadora y el mismio -manupulado-aprendido- acoso. No quise, después de eso, volver a hablar con ella. Para qué? Si en realidad, no le interesaba saber, sino "instruir" por mandato también.

Con quien sí hablé, y mucho, fue con la trabajadora social, una chiquilla que me escuchaba (aparentemente) sinceramente.

Y también hablé  con un enfermero al que le expliqué lo de las pornografías, como las habían obtenido y no recuerdo si ya me había venido a la memoria la fotografía del periódico ralacionándome, indirectamente, con aquel crimen. Y fue este enfermero el que, si se quiere, fue el más sincero de todos y me dijo las cosas más claras: "Podría ser peor..."; fueron sus cortas y precisas por lo exactas, palabras.

También hablé con el forense y el juez encargados de hacer una visita al tiempo de las gentes ser ingresadas. El forense escuchaba atentamente y fue él mismo el que dedujo que me estaban siguiendo, persiguiendo, dando malas referencias de mí, porque fue eso mismo lo que me preguntó, pero el juez, (¡ah, esos dioses...!), como si yo ni existiera, y ni el forense... Estaba solo en su pedestal límbico...

Luego, en algún momento, se dignó a mirar a la trabajadora social, pero ni caso a su mirada de súplica...
se marcharon y ví cómo el forense le insistía, pero el juez, como si fuera el rei Midas: ni caso.

SUMA Y SIGUE

En la entrevista con los profesionales de la "salud" mental (una mujer y un hombre) las cosas fueron mejor. Me escucharon, me creyeron, se miraron, se afligieron, se indignaron, siempre anotando, y me mandaron a esperar afuera. Las actitudes de los también profesionales medios, bajos y altos cargos, pasaron de la mayor seriedad y preocupación posible a la jarana más ridícula, con miradas de reojo, hacia la damnificada, o sea, yo.
No se muy bien cómo pero pasé la noche ahí en una cama improvisada (camilla), hasta que tomaran una resolución... Que no me preocupara que estaban para ayudarme.

Por la mañana fui conducida al San Juan de Deu, de Sant Boi.
Los dos profesionales conpungidos e indignados del día anterior, no volvieron a aparecer.

En Sant Boi, una sospechosamente prepotente profesional de la "salud mental" me hizo solo una pregunta de la que no le gustó la respuesta: "por qué está aquí", me preguntó, "corrupción", fue la respuesta. Media hora después estaba tan maltratada, acosada y ofendida como afuera, pero ingresada.

Era febrero del 2002.

Es sabido que la memoria nos juega malas pasadas muchas veces, así que por aquel entonces ni se me ocurrió pensar la verdadera causa probable de todo aquello, por lo que mi mi constante pregunta era por qué me estaban haciendo todo eso. Que no había sido, ni era puta, ni porno, era evidente; además en ese lugar había muchas y muchos, aún con el HIV, que eran promiscuos y sin embargo nadie los maltrataba, aún siendo "pillados" en los lavabos de los dormitorios.

Cuando ví que pasaban los días y no sólo nadie se ocupaba de mí, sino que el maltrato y el desprecio y el acoso, iban en aumento, me empecé a preocupar, disgustar y desesperar verdaderamente. En esas estábamos, llamando al abogado de S.O.S. Racisme -a quien ya conocía y quien había querido asesorarme pese a no corresponderle debido a que ellos se encargaban de otros temas-, siendo cada intento de comunicación una verdadera lucha, por la oposición, para que me permitieran usar el teléfono, cuando me vienen a buscar cuatro asistentes para que los acompañara al dormitorio. Ya en el mismo veo al "Dr" Llovet sentado en la otra cama y en la que yo usaba habían puesto correas... Que me acostara. Aoyada sobre la pared y no pudiendo salir de mi asombro, lo único que, lenta y profundamente. le repetía era: "es usted un sinverguenza, es usted un sinverguenza...", tantas veces como pude, hasta que, cansado de escucharlo, se marchó. Los asistentes de la "salud mental" terminaron el trabajo.

UNA VUELTA DE ROSCA MÁS

Demás está decir que en el S.O.J. de la calle Valencia monté una buena. ¿Cómo se les ocurría, viendo lo que estaba queriendo denunciar, lo que ya había denunciado, lo que incluso ellos mismos estaban haciendo, querer detenerme y sin explicar los motivo, los cargos y encima, en blanco?! Era exasperante!
En ese momento una guardia jurado (una guardia de seguridad de empresa privada) se acercó muy buenamente a explicarme que un juez estaba muy interesado por las denuncias que había puesto y por lo que me estaba pasando, que quería hablar conmigo, que por favor la acompañara...

Llegamos al juzgado ubicado en unos pisos superiores en el mismo edificio, por ascensor. Luego de tenerme esperando un buen rato, se me hizo pasar. Un hombre joven, el juez, y una señora bajita, una psicóloga. Todos los del juzgados muy atentos, muy amables.

 Durante el "interrogatorio" no llegué a hablar ni diez minutos. Comencé a explicar los sucesos que motivaron mis denuncias -no sé si fueron en realidad, dos-, la persecución y el acoso del que era objeto, el hecho de que me hubieran "colgado" pornográficamente en Internet, y entonces el juez me preguntó si era "un complot", a lo que yo le contesto, pensando, que al ver lo perverso de la actitud de las masas insultando, difamando y acosando con "satanás" incluso los genitales, haber visto como ni siquiera se tomaba conciencia racional de verle a uno en esa miserable condición, ver cómo durmiendo en un parque adentro de cajas, ser despertada por la mañana por uno de civil que decía ser policía (y al asomarme ver cómo se tocaba los genitales), habiendo empezado a descuidarme, adrede, en mi aseo y aspecto parsonal, y no obtener ningún buen resultado; pensando en las hidden por más de 10 años entonces, y los montajes pornográficos, mi recorrido por los países mencionados anteriormente con el mismo resultado y mi situación en ese momento, le contesté: "crimen organizado".

 El "Ilustrísimo" juez saltó en su silla como si hubiera dicho "bingo, lotería", anotó algo en su computer portátil y me despachó a esperar afuera. La psicóloga me acompañó a la salita contígua y me dijo, cabeceando hacia el juez, "lástima, me hubiera gustado escucharla un poco más...Pero no se preocupe que aquí estamos para ayudarla..."

Por experiencia, sé que cuando no te dejan hablar, es que las cosas están muy mal. Te están poniendo una mordaza; no quieren saber...(Así fue en Derechos Humanos inclusive, en las Asociación de Feministas,  y en cada sitio en donde fui a buscar ayuda -todos-; "al enemigo nunca se le va de frente", me diría una vez un sacerdote católico, y "al enemigo, puente de plata", diría Teresa).

Y no me equivoqué. El objetivo era pararme los pies, sacarme de enmedio.

Como veinte minutos después aparecieron los paramédicos; en unos diez minutos más, entre desechos de promesas de que me querían y me iban a ayudar, estaba en una ambulancia rumbo a un hospital que no recuerdo cual fue.

ES POR TI - HOY SERIA TU CUMPLEAÑOS

NUNCA PUDE ESCRIBIRTE NADA,DE TANTO QUE DUELES
ALGÚN DÍA QUIZÁS SABRÉ COMPLETAMENTE
LOS MISTERIOS DE LA VIDA
QUE HOY NOS DEJA SIN RESPUESTAS

Y ENTONCES YA NADA PREGUNTARÉ
PORQUE AUNQUE LA RAZÓN HALLA SALIDAS
EL CORAZÓN SE QUEDA DESOLADO
NO RENUNCIANDO A PREGUNAR ¿POR QUÉ?

Y EL ALMA, EL ALMA SE AHOGA DE CONGOJA
PORQUE NO ACEPTA LA REALIDAD
DE PERDERSE EN EL ABISMO DE LA LÓGICA
DE AQUELLOS QUE OBRAN EN LA SIN RAZÓN
A D.C.B. de yyb-20-05-2010

JAMAS QUIETA

Fui a buscar testigos y pruebas de que habían estado calumniándome y detrás de mí desde tiempos ha, a la iglesia de Filadelfia de Gracia en donde me había congregado por 1991. Me hicieron volver para ver qué resolvían. Cuando así lo hice, los testigos, o sea aquellas personas que me habían conocido y que yo conocía y con los que también había hablado el primer día, habían desaparecido, y este nuevo pastor, completamente desconocido para mi, me sacó del salón con la actitud más prepotente que pudo hallar, diciéndome que "allí no tenía nada que ir a buscar", en tanto me miraba de arriba a abajo con un desprecio propio de los que juzgan y obran por mandato.
¿Sufrimiento? No. Indignación, rabia, furia...Impotencia.

Los nazis, como buenos psicópatas, nunca se sacian. Fue una época en la que hubo de todo, pero especialmente fue una época de descubrir, gracias a los mismos, por sus señales y acosos, que no sólo me habían puesto las hidden, tanto donde trabajé en 1990 en Barcelona y en el Pagola del Ejército de Salvación, sino que habían hecho montajes también con mi inspección de las hemorroides en el mismo Pagola y más; todo lo que les había salido de sus mentes enfermas, y que todo lo distribuian por donde quiera yo andaba, cosa que incrementaba el asedio.
Y no se conformaron con eso, no. Fueron sumando insultos, provocaciones y malos tratos hasta "empujarme" literalmente a poner denuncias...
Comenzaríamos a repetir la odisea de Buenos Aires.
Cuando presenté una denuncia en Juzgados (porque policía no me las quería aceptar) contra Dn. Alejandro Ruiz, la pasearon por tres juzgados, lo cual me levó a presentar otra denuncia, pero contra el primer juzgado, porque incluso cuando fuí a querer hablar con el Juez, todos, juez y secretarios se mostraron renuentes a querer atenderme, escucharme y/o atenderme. No había respuestas, llegaba yo y era empezar todo el mundo a correr de aquí para allá como ratas, acompañado del infaltable, sistemático e infatigable acoso por donde iba y con quién me cruzara.
Cuando por fin la denuncia pasó a un juzgado (ya no recuerdo si el 30 Instrucción Primera, me cerraron la puerta en las narices luego de decirme violentamente que no iban a hacer nada. Ninguna otra explicación. Para esto ya había puesto otras denuncias por diferentes motivos y fue al juzgado nº 23, Instrucción Primera a dónde presenté todo un extenso escrito explicando toda la situación desde el principio. Fui varias veces a ver qué se había resuelto encontrándome primero con que lo habían expedido a la policía (con muy malos modos, para no variar), luego que lo habían enviado al abogado que atendía la causa de lo que yo había denunciado; el abogado, tratándome  como no se le trata ni a un delincuente-asesino-etc, que él no estaba para eso, sino para antender el caso que se le había asignado y que no iba a inmiscuirse en asuntos de cuestiones penales que no tuvieran que ver con eso, y mucho menos de alcance internacional, todo esto sin sacar la vista de su ordenador que tenía a su derecha. Fué inútil que le explicara que yo no era ni jamás había sido todo aquello de lo que se me estaba acusando (incluso él con su actitud, que, obviamente, enviándome a "satanás", poco interés tenía de escuchar y/o saber). Ese juicio, el que él llevaba, también lo perdí. Lo que más desespera es ver a la gente de los mismos juzgados actuar de la misma manera que aquellos a los que tú estás queriendo denunciar y, sobre todo, verlos morados, adelante de tí, como pimientos, a punto de reventar, y no de verguenza, porque es obvio que no la tienen. Eso me pasó incluso en el nº 23 de referencia con un individuo de pelo muy largo y cano, amarrado atrás, que  ya no recuerdo si era el juez, porque lo que sí es cierto, es que no quiso recibirme; sólo lo ví por los pasillos hablando con una pareja (típica presentación de los difamadores-acosadores-manipuladores-en las sombras).
De todas las denuncias que formulé por entonces, solo prosperaron dos, esta del 23 y otra de la que no recuerdo el juzgado, por lesiones.
Nunca jamás fui asesorada por los abogados, aunque uno de ellos, el de las lesiones, la primera vez que nos encontramos mostró mucho celo en el asunto, y me prometió que llevaría el caso hasta lo administrativo, si fuera necesario. Poco duró el celo. Yo misma tuve que presentar un escrito -porque no hubo manera de convencerlo a él- solicitando como prueba de lo sucedido, lo registrado por las cámaras de seguridad: denegado en Primera Instrucción y en la Audiencia...

Antes de esto tuve muchas dificultades en el S.O.J. de la calle Valencia para que me atendieran -previo acoso y tocamientos en sus genitales en mi presencia cuando yo intentaba -vanamente- de explicar las situaciones- y asesoraran, lo que me llevó a hablar con el secretario del juzgado nº 10 explicándole la situación, lo que condujo a este buen secretario, indignado y asombrado, a hablar con ellos para que me atendieran.
De vuelta en el S.O.J. unas mujeres que dijeron ser abogadas me quisieron detener y que firmara una órden de detención en blanco.