EL HOMBRE MEDIOCRE

Vidas trágicas hemos tenido.

Marcados por un sino de nacimiento, pagamos por lo que no hemos hecho.

La ética, la profundidad de pensamiento nos acompañó; filosofando por la vida anduvimos, mientras las sombras del drama, del robo, del asesinato mediante la tortura, acehaban en el camino.

Vidas trágicas tuvimos; pero nunca fuimos burdos, mediocres, simples, idiotas morales.

Fuimos especiales, diferentes y, como tales, perseguidos...

Nunca nos hubiran amaestrado; éramos libres, de moral, de espíritu, de identidad.


Hemos tenido lo que muchos en cien años que vivan, no tendrán nunca. El valor, el amor, ¡¿qué sáben ellos lo que esto es?!; el corazón ardiente y a flor de piel.

Hemos sido despojados, sí, pero hemos tenido como propiedad nuestro propio pensamiento, nuestros propios deseos llenos de Luz.


Y hemos amado hasta el dolor en la ofensa ajena, hasta perdernos por amor en el destino incierto del desarraigo, del despido, de la partida sin retorno y el corazón rebozante de Amor, desplazando las confusiones y las sombras acechadoras de los mediocres.


Ahí estuvimos, amando, con el corazón en la mano, sacrificándonos por no sacrificar.

Qué sabes tú de ésto, hombre mediocre, qué sabes tú de ésto...