martes, 30 de marzo de 2010

ULTIMO TRAMO

No me salió trabajo sino hasta octubre.

En algunos de éstos intermedios -pero era invierno, u otoño- fui a la policía de Via Laietana, donde funcionaba el departamento contra la violencia de género (¡Es que dí tantas vueltas!) y una agente me transcribió todo lo que yo le decía, en lápiz. Después de un tiempo se acercó uno que dijo ser jefe, para que "a ver si apuramos el trámite, que no tenemos toda la noche". Cuando terminamos, y que yo esperaba que lo pasara por ordenador, se levantó, y en tanto me acompañaba hasta la puerta, yo le decía eso y si no me daba una copia, me dijo que no, que eso era "una investigación interna" y que ya tendría yo noticias. -"¿Noticias, a dónde?, si no me tomó ni el teléfono"- "Usted vaya, que nosotros ya nos ocuparemos..."

¿POR QUÉ?

Pero ¿por qué? Es como si en el fondo necesitaras creer que el bípedo implúmedo necesita un motivo para ser malvado, perverso. Y encima esa mañía que tiene uno de querer encontrar en tí la falta para justificar lo que los demás hacen contigo.

Así que sí o sí tenía que haber una razón, un por qué.

Por supuesto a quienes (los pocos) que acudí para contarles lo que había visto, no quisieron ni siquiera escucharme.

¿Qué hubiera hecho yo en su lugar?, me pregunté muchas veces. Yo soy temeraria, es mi respuesta. Pero hoy también sé que ya para entonces nos hubiéramos dado con los morros contra la pared...

Después de esto, vino un tiempo de búsqueda de trabajo y búsqueda de respuestas, no sólo al hecho de todo lo que había estado ocurriendo, sino RESPUESTAS. Opté por olvidar, negar? lo que había visto y seguir. Hay que pagar, vestir, comer...

Hubo momentos muy buenos, de apoyo, de ayuda, y también de profunda amargura porque nada se concretaba, en tanto había dos preguntas exclamadas siempre: ¿por qué? y ¿cómo se sale de ésta?

Al final, de aquí para allá por trabajo, terminé, como decían las chicas, en la única persona que daba trabajo entonces: la HE. No fue fácil. Muchos ir y venir,
hasta que me contrató un matrimonio con tres hijos mayores: padre e hijo mediano, abogados. Era solo para el verano, pero daba igual: la Flia. Tellez, de Pedralbes.

El primer mes, julio del 2000, lo pasamos la Sra. y yo solas en una masía en medio del campo. San Pere Pescador, creo se llamaba. Bien, tranquilas. Por las tardes me
llevaba a recorrer la zona de Gerona. La segunda quincena ya tuvimos movimiento porque venían personas a comer: familiares (entre ellos una monja), amigos de los chicos (policías)...
Yo para ésto ya había hablado con ellos un poco con respecto a mi problema, pero no hubo ningún ofrecimiento de ayuda. También habían llegado ya los hijos. El hijo del medio, para mí, era un tesoro. El mayor tenía problemas (enfermó de la noche a la mañana), y el menor, buena gente.

De todas maneras, habían cosas en las que no estaba de acuerdo, pero por no perder el trabajo, Y EN LA SITUACION QUE YA SABES QUE ESTÁS, no te queda otra que agachar la cabeza; y lo digo porque hasta me hizo lavarle la todoterreno por fuera y por dentro. Lejos de ser una tarea de hogar...

Y hasta llegué a sentirme "rara", y comprendiendo lo que estaba pasando, le referí a la señora que "a mí los psicofármacos me dan depresión; no, no me hacen nada bien."
Reaccionó "pillada", pero luego de ésto, ya no más malestar. Y es que la cosa seguía: comidilla por aquí y comidilla por allá; yo, el centro, y aquí a hacer y creer todo lo que el "intruso" sugiere o manda.

Sí fuimos una noche todos juntos a comer afuera. No recuerdo si era el cumpleaños de unos de los chicos.

El mes de agosto fuimos a Alp. Un precioso terreno y en el medio una casita. Cómoda, bien puesta.

Allí con la señora íbamos a recoger moras -ella las recogía trepándose por los árboles; yo, con el corazón en la boca, se las recibía- y luego, a la casa a preparar una tarta de moras -deliciosísima-.
Pero en general, todo era incomodísimo. Sea a donde sea que fuéramos, era lo mismo: yo, Marilyn Monrroe...

Una tarde ellos regresaron de una salida. El estaba alterado y ella incómoda. Hubo una muy pequeña discusión y el le dijo -"...pero éstas aprendices de monjas...!"-, para que yo escuchara, y yo, por supuesto me dí por aludida. Entonces ella le dijo -"Vamos a entregar ese dinero a la iglesia?"- y se volvieron a marchar. Y ellos? ¿Desde cuando tenían trato y contacto con la iglesia? Muchas veces habían remarcado estar totalmente alejados de la religión y las prácticas, a pesar de su parienta monja. Pero siempre pasaba igual: las gentes cambiaban costumbres al estar yo.

Yo, ya me sentía insegura otra vez, vulnerable otra vez...

Comenzaron a marginarme.
El último tiempo fue incomodísimo, tanto que un dia el me dijo de muy mal modo que si quería podía irme, que me pagaría igual. ¿Y a dónde iba a ir? ¿Y cómo iba a salir de ahí, que yo no conocía nada de ese lugar?

Así que cuando se terminaron las vacaciones volvimos a Barcelona y me quedé sin trabajo.

Me sentía realmente mal. Sí, tenía dos meses trabajados en dinero, pero me sentía "pateada"; pelota afuera otra vez.

LOS PODERES

Exactamente el 26 de Julio se había ido todo a la mierda aquí también. Hoy, de aquel momento, comprendo que hay veces que por más que queramos hacer, hay cosas y "poderes" que se nos escapan de las manos. Fue esa noche que me introduje en el mar hasta el pecho con la idea de quitarme de enmedio. Pero, yo no estaba deprimida, ni con sentimientos, como para poder llevar a cabo tal acto. Tenía, sí, mucha rabia y una toma todal de conciencia de que no había forma de salir de esta madeja de enredos.

Me pasé toda la noche, sin dormir, en una estación de trenes. Tenía puesto un enorme chandal. Aún así no paraban de acosarme. Creo recordar de haber ido a esa casa otra vez, ducharme, cambiarme. El resto, por ahora, lo tengo en blanco. Lo que sí, para mí fue una gran confusión, porque no entendía por qué era el maltrato, buscando una escusa y otra, pero todo alejado de la verdad, que una y otra vez, se escondía, se evitaba.

Sé que para el mes de septiembre, octubre, estaba allí, en esa misma casa, cuando, mirando un programa de TV5 por la noche, me ví por televisiòn. Me habian puesto en pornografía en Internet y lo estaban mostrando en ese programa. No era una programaciòn codificada ni nada que se le parezca.

La imagen del cuerpo era sacada del baño de la casa de Dn. Alejandro Ruiz y Sra., de la calle San Ramón Nonato nº24, de Hospitalet, de Barcelona, de cuando yo trabajé allí; la cara, de una fotografía de las sacadas en Bs.As. en mi época de iglesia, superpuesta; las manos habían sido superpuestas también, sacadas de una de las poses que yo adopté un tiempo para dormir en el hogar Pagola del Ejército de Salvación. Por fin me había encontrado con la madre del borrego. No, no puedo explicar de ninguna manera lo que sentí en ese momento, y bajo las circunstancias y hechos que aquí he referido. Te quedas lisa y llanamente sin aliento, sin sangre que circule por tu cuerpo, la vida es como si se te escapara; sí, te quedas muerta...

Hoy no me cabe ninguna duda de que estos malditos perversos lo hicieron a propósito; bajo el estricto control al que me tenían (y me tienen) sometida, sabían que yo miraba ese programa, y sabían que algún día yo podría descubrir lo que habían estado haciendo conmigo, así que primero se ocuparon de difamarme bien y con eso cerrarme todas las puertas; se aseguraron de que no tuviera ni una oportunidad ni de poner denuncias, ni de que se me escuchara. Todos los métodos fueron válidos. Y luego, "mira, ésto es lo que hicimos contigo" (también). "Ahora a ver a quién vas a quejarte", parecía ser el mensaje. Sí, era un montaje, pero mucho peor de lo que yo hubiera podido imaginar, porque era yo; sí, con photoshop, pero era yo.

¿Qué hacer? Sabía que a la policía no podía ir. Para experiencia, A Coruña (y en Barcelona, un destacamento de la calle Guipuzcua, cuando estaba en Rios Rosas). También había perdido el juicio con los Fernandez, en parte por no presentarme (por estar en Barcelona, sin dinero y sin que la abogada se hubiera hecho cargo de la situación en la que yo me encotraba y el juez no había atendido peticiones. Con la letrada sólo había podido comunicarme una o dos veces. Luego no había querido comunicarse más conmigo.

Pero ¿por qué, por qué me habían hecho eso, por qué? Justamente a una persona que había renunciado a tener relaciones sexuales, a vivir como los demás, desde 1986; ¿por qué?

Las dificultades que había vivido desde que había entrado a las iglesias evangélicas, no las había tenído nunca antes en mi vida, aunque sí entre porque las cosas en mi vida no funcionaban, como ya lo expliqué. Pero la falta de respeto, la falta de trabajo, los abandonos por parte de las personas y las soledades y las traiciones, no, no las había vivido antes. Y entonces piensas que mucho menos cuando me había hecho habitué de un Pab al que asistí, como quien asiste a un club (y así lo bauticé) durante casi dos años y me relacioné con TODO tipo de gente; que bien me hubieran podido! No, tuvo que ser así, con el más alto grado de perversidad y perversión.

UN RESPIRO, MUY CORTO

Fui a CCOO y comencé el trámite, muy fácil por cierto. Las cosas parecieron marchar un poco más tranquilas. Pero no.

Llegó un momento que el ambiente en general se tornó insoportable. No había persona con la que me cruzara o tratara que no me "identificara".

Tomando un café me pongo a hojear una revista del periódico, (la semanal) en la época que apareció la novedad del programa del "Gran Hermano" para televisión. En la lente de la cámara que aparecía como portada, me pareció identificar mi cuerpo y mi mano, levantándome del WC. Solté la revista y me sentí "paranoica", a pesar de que los individuos que estaban en la barra del bar, estaban jaraneándose y no paraban de mirarme. Salí del bar más que rápido. D E S E S P E R A C I O N es la sensación que en ese momento experimentas. Agitación, malestar, desorientación... No, no sabes qué hacer, no sabes a dónde ir, a quién buscar.

En esos días también en un periódico local aparece un artículo de cómo se masturban las personas, destacando el hecho de "utilizar el agua" también para ello. No leí el artículo, el periódico me quemaba en las manos. Traté de saltar página y no pensar que se estaba refieriendo a mí. No, no podía ser. ¿Por qué iba a ser?

De todas maneras, por alguna razón las cosas no funcionaban nada bien: si preparaba papeles para denunciar, desaparecían, si entraba a algún lugar a comprar o a preguntar por algo, o era un maltrato vergonzoso o comenzaban la miraditas entre ellos y las risitas contenidas.
Hacía tiempo, desde Bs.As., que sospechaba que habían hecho montajes con mi cara, lo que hoy se llama photoshop; y entre los que creía que habían podido participar, estaban N2. Pero, entonces, los que lo sabían, lo estaban encubriendo; a mí me lo estaban encubriendo.

Terminé hablando y llorando a lágrima viva con quien en toda esta época me oficiaba de consuelo. No, no le comenté lo de la revista y el periódico. De verdad que pensaba que eran imaginaciones mías, que yo lo relacionaba conmigo, pero que no era cierto.

Hice las maletas, planté el trabajo y me volví a Barcelona.

jueves, 25 de marzo de 2010

NI CALLANDO NI HABLANDO

Con la gente de la casa en donde ahora vivía hablando y hablando, buscando por qué me estaban detrás y detrás y con todo, llegamos a la conclusión de que quizás yo tenía algún dinero por cobrar en Argentina, y por eso querían quitarme de en medio.

Pero ahí también las cosas se fueron al traste. Incluso, un novio de la hija que venía a la casa, llegó a comentar, mirándome: "si no lo usa, para qué lo tiene", refieréndose a mi sexualidad.
Había preparado escritos para presentar y enviar, y desaparecieron; me evitaban; ya no querían hablar conmigo.

Fuí a ver al Juez, Instrucción Primera Nº1. Necesitaba protección. Me recibió de pié y sin mirarme. Yo, hecha una furia. El, que no tenía mucho tiempo: tenía que ir a levantar un cadáver (¡¿éste también?!). Yo? Que no quería esperar a ser cadáver para que se ocupara de mí. Que entonces ya no lo iba a necesitar. Que no. Que no iba a tomar ninguna medida cautelar hasta el juicio. Que -"no sé si voy a llegar al juicio...No me van a dejar!!!"-

Luego, en otra ocasión, puede ver cómo el informe de la policía había sido cambiado. Porque en un momento del proceso -y yo vivía en otro lugar que acabo de recordar y que sí, ese sí que era horrible- me llamó un tal inspector que quería verme y hablar conmigo por requerimiento del Juez- -"A las diez de la noche?"-, le pregunté. -"¿Eso no se hace en policía?"- Al final, no sé, pero sí había podido hablar con él (ahora, mirando para atrás, veo qué estúpida que he sido!!!), y lo que yo había hablado con el, y con los otros, los de la patrulla, no tenía nada que ver con ese informe, ni con los policías que habían intervenido. Presenté otro escrito aclarando ésto también.
Fué igual, ya estaba todo manipulado.

Las fechas se me entreveran, así como las casas en las que estuve, ya que en unos cuatro o cinco meses que estuve en Coruña, me cambié, como cinco o seis veces.

Sé que en otra ocasión en la que yo quise denunciar -me parece que fue antes de los Fernandez- de la comisaría en la que me presenté, me enviaron a otra seccional. En cuanto llegué me atendió un Inspector que estando conmigo recibió una llamada telefónica y me miró; luego me dijo "está usted metida en un buen lío". Y uno con esa mañía de dar por sentado de que sabemos de qué está hablando. NUNCA DES POR SENTADO NADA. NUNCA SABES NADA ¿YA TE LO DIJE? PUES OTRA VEZ: NUNCA SEPAS NADA, QUE PUEDE SER QUE EN VERDAD NO SEPAS NADA. Yo interpreté que era por lo del Ejército de Salvación. A todo ésto se pusieron dos policías de civil que se pusieron a rodearme y detrás de mí y, no sé qué hicieron, pero el Inspector se enfadó, si estaban de "cachondeo" o qué; qué era ésto. En tanto me decía que me habían enviado allí para que me pusiera una multa como irregular, -¡vaya sorpresa y trastada!-los otros le entregaron unas hojas sacadas del ordenador llenas de ceros.Como yo estaba trabajando me envió a CCOO a que me regularizaran por la nueva ley (una buena forma de "censar").

A...a...a...dónde?

Con la nuera de la señora con la que yo trabajaba, también habíamos ido a "cafetear", y ella también pudo ver, y admitió, cómo, de mesas vecinas, estaban pendientes de mi. Ella me llevó hasta la seccional de policía, pero no me convenció para qué, ya que no la ví dispuesta a decir que me veía perseguida, tal como yo afirmaba, sino que me habló algo así como que para decir que "yo era una buena persona". Tampoco ya me fiaba de la policía, así que desistí.

Y los problemas se fueron incrementando. La habitación de Vicente Alexandre no tenía llave, así que cuando comencé a observar que entraban en mi ausencia, la amarraba con unas cuerdas.El problema se agravó cuando al llegar, las encontraba sueltas. Ya me faltó ropa y unas gafas de sol. Entonces fue hablar con el marido de la argentina, una, dos, tres...veces.

El chico con quien también compartíamos la casa, se había vuelto medio chulito y a mí me habían llegado comentarios sobre el en el sentido de que no trabajaba, pero siempre tenía dinero, aunque se atrasaba en el pago de la habitación dos y hasta tres meses. ¡Y no le decían nada! También llevaba a la casa a su novia, que me hubiera importado un rábano frito si nu hubiera sido que se les dió, junto con el incremento de los problemas para mí, por aullar cada vez que "hacían vida en cómún", como se dice ahora. Y lo hacían pura y exclusivamente para molestarme -como que esas eran mis costumbres-.

Fué en la cocina de la casa hablando con el marido de la argentina, Sr. Fernandez, que la situación se puso verdaderamente mal al faltarme, éste hombre, verdaderamente el respeto -para sacarme de quicio- ya que no venía a cuento el que me dijera, en medio de la conversación sobre las entradas a la habitación, que "al final voy a tener que darte un cachetazo, yo a tí". "¡¡¡¿¿¿QUEEE???!!!", y por qué?, quién crees tú que soy yo para que tú quieras venir a levantarme la mano a mí? ¿Tú estás bien?", fue mi respuesta. "En tal caso se la tendrías que levantar a tu mujer, no a mí". Discutimos y se marchó. Llamé a la policía, le mostré lo que pasaba en la habitación, les conté lo que había pasado con Fernández, lo de la parejita, y fuimos a la comisaría en la patrulla. Cuando íbamos de camino, me seguían preguntando cosas y una de ellas tuvo que ver con el horario. Cuando les expliqué, se miraron y uno le comentó al otro: -"Es exacta en el testimonio"- Y me dije: "¿Cómo lo sabe?. Es indudable que me andan persiguiendo". Pero sabes qué? Seguía sin preocuparme; si se quiere me daba seguridad...

Y, por supuesto, me tuve que marchar de allí.Mi amiguita galleguita, se había marchado de allí también.Lo llamé a Fernández; quería que estuviera presente, porque incluso, en una mala conversación telefónica que había tenido con su mujer, ella me había llamado "mangante" (cosa que cuando me lo dijo, yo no sabía lo que quería decir), así que no quería que luego me viniera a reclarmar nada, por lo que le pedí que hiciera un inventario de todas las cosas que yo le dejaba y que me lo firmara. No sé por qué bajó la guardia y se puso más bondadoso. Creo que el inventario no lo hizo, que no me preocupara. Que me iba a mostrar una carta que había recibido, pero como yo tenía esa actitud, ahora no me la mostraba nada. Y "que a la policía la había llamado el". Y así quedó. No me la mostró. ¿Pero de qué está hablando, si a la policía la llamé yo...?

Después me dí cuenta, hablaba de que las entradas a mi habitación eran porque él llamaba a la policía.

Me fuí a otra casa con una gallega y su madre que habían estado viviendo en New York.
¿La hago corta? Alfombra roja un tiempo, y vuelta a empezar.

Ya tenía mi primer móvil, así que me refugiaba hablando por teléfono con ésta gente que había encontrado del pasado en Brna.

No puedo recordar en qué momento me fuí en tren a Madrid; sólo ida y vuelta, para poner una denuncia en el ministerio de justicia. ¡Estaba tan harta!!! ¡Por favor lo que fue! Ver por lo menos media docena de individuos trajeados alrededor de mí, por las calles, tratando de amedrentarme para que no llegara! ¡Qué morros, qué morros que tienen! Puse un pequeño informe -porque ya -¡también!- estaban avisados de no atenderme; ésto, en la recepción, así que me dieron un formulario que escribí como pude y me salió en medio de la rabia y la impotencia y me fuí.

Volví a Coruña, porque aún tenía el trabajo en la casa aquella, en donde pude ver cómo venían gentes extrañas (mujeres) que parecían ser de la iglesia -ellos jamás tenían contacto con la iglesia-; la nuera, Consuelo, así se llamaba, se había distanciado de la práctica del "amiguismo" y ahora, cuando yo estaba ocupada, me revisaba el bolso y se quedaba con tonterías: papeles diversos, tickets de compra, facturas...
Yo había estado yendo por las iglesias católicas -siempre buscando lo mismo: una solución por parte de gente lo suficientemente influyente- y resultaron ser del Opus.

Por la calle era imposible. Verdaderas turbas de viejos con viejas de la mano, acosando. Parecían salir de sus casas todos al mismo tiempo, y atiempo, para cruzarse conmigo por donde yo iba. -"¿Cómo hacen?"- me preguntaba a mí misma.

En esta casa de las de New York, cuando las cosas aún eran "alfombra roja" ví una película -para Semana Santa- que, ni entonces ni jamás pude terminar de ver. Me puse a llorar de rabia, de indignación, de dolor... Por supuesto, era sobre la vida de Jesús. Yo había bocetado esa película en el Ejército de Salvación. Yo la había creado. Y ahora la veía en la pantalla realizada por otros. El boceto estaba sin terminar, así que no sé cómo sigue la película más allá de lo que yo ví, pero esa película es mía. Realizada en Roma. Otra cosa más que podía ver cómo me la habían robado... Era mí creación; como un hijo que te roban y luego con el tiempo lo ves, a la distancia... No puedes llegar a él, no lo puedes recuperar... Y lloras.

miércoles, 24 de marzo de 2010

A CORUÑA

La dueña de Vicente Alexandre, una argentina casada con un gallego, simulaba -hoy lo se- practicar el amiguismo conmigo. Yo, encantada. Incluso tomábamos café por las tardes en algún lugar de la ciudad. En realidad, con el tiempo me he ido dando cuenta, también, de que eran enviados -porque no ha sido la única; N2 había hecho lo propio con el cuento de su hermana y las películas X- para sacarme mentira verdad y para conocer mis planes, o a qué aspiraba, para, luego, aquellos a los que les informaban, me los echaran por tierra. Pero de esto te das cuenta tarde, muy tarde. Pero como la verdad es una sola, por supuesto,salían decepcionados.

MUERTO EL PERRO?

OTRA MENTIRA


"Que muerto el perro se acabó la rabia". No, se acabó el perro.

Con la rabia, acabó LUIS PASTEUR...

martes, 23 de marzo de 2010

HASTA DONDE?

Cuando dejé esa casa, para que no me vieran los que me perseguían (que ingenua de mí, que inocente!), pedí un taxi y salí por la puerta de atrás.

Como en todas las épocas, hay episodios que no recuerdo al detalle.

Había alquilado una habitación en una casa horrible, con una ventanita al aire y luz de un primer piso y que daba justo al ascensor. Habíamos mujeres y hombres. Siempre huí de convivir con hombres. Pero allí estaba.

Dí mas vueltas...! Alquilé y me mudé tantas veces... Sí, era lo mismo que en Bs.As. No econtraba un sitio en donde respetaran mi derecho a la privacidad. Entraban a la habitación como si no estuviera alquilada. Con las gentes de estos sitios el trato era, primero, alfombra roja, después, la peor del condado.
Oportunides de trabajo, poco, nada y malo: me ofrecían 80.000 peseteas... Pero en concreto, no conseguía.


ME ENCONTRE CON GENTE DEL PASADO

Poco a poco se fueron haciendo eco de mi situación: amedrentada, perseguida, sin trabajo. Incluso, cuando estaba hablando desde una cabina en un bar con "les" me robaron el número de teléfono que tenía anotado de "les"!!!
Hicieron TODO para ayudarme. No hubo manera.

Me fui a Sants Estació, miré el mapa y dije:-"Lo más lejos?".- Y me fui a La Coruña.
El viaje fue un tormento. Se me sentaron atrás, en el otro compartimiento, y toda la noche pateándome el respaldo del asiento, y jaraneando. En el bar del tren, un par de individuos (e individuas) con los que tuve una discusión por faltarme el respeto. Un hombre discutiendo con su acompañante porque -"ésto puede ser peligroso!!!"-, le decía uno al otro.
Cuando bajé del tren por por la mañana me fuí directo a poner una denuncia por lo ocurrido en el viaje. Estaban a punto de transcribirla cuando uno, a mis espaldas, le hace señas al que me atendía, que no, no, no. Traté de discutirlo, pero no, no, no.

Alquilé una habitación a una señora que se paseaba por la estación ofreciendo la suya, un lugar que tenía exclusivamente para eso. Pero, como era caro, estuve poco.
Con ella me pasé casi toda la noche hablando del problema que yo tenía, mientras otro, un individuo que había llegado después que yo, oía desde la otra habitación. Era un "enviado", un perseguidor.

Me gustó A Coruña.
Me fuí a vivir a una casa muy rara. La habitación no era nada extraordinaria, pero el resto de la casa, medio antigua, no estaba mal. No recuerdo si eran una o dos mujeres porque fue por poco tiempo. Mucho indagar al principio, invitada a comer, compartir momentos en la sala, tratada como una reina, y de pronto un día sin mediar palabra me encontré con algo que no voy a poner aquí, porque me lo hicieron esa vez y nunca más...

Alquilé, ahora sí, una habitación grande, luminosa, con tv. en la habitación, en la calle Vicente Alexandre, por 17.000 pesetas. El piso era solo para nosotros, los inquilinos. Había una "galleguita" con la que nos hicimos amigas, y un chico.

Conseguí trabajo en un bar como ayudante de cocina. Los dueños, una pareja. En regentaba el bar, ella tenía una zapatería. Todo bien. (Muy bien: me invitaron a pasar, allí mismo, esas Navidades con ellos y sus hijos -de ella-, con los que nos peléabamos por las angulas.
Mientras ella las cocinaba y me enseñaba, yo me horrorizaba -"¡yo no comeré eso!!!"- sufría. Ella -"ya verás"-, me decía -"mis hijos se pelean por ellas."- Y yo, una vez las hube probado, me peleaba con ellos. Ella se partía de risa. Había tenido razón. Deliciosísimas!!! las angulas.

Todo se estropeó cuando él empezó a querer pasarse. "Los comentarios" ya habían llegado hasta ahí también y con ello, los problemas. Discutimos muy fuerte, ¡no más me faltaba! Que roces, que miraditas, que insinuaciones... habiendo yo estado sentada a la mesa con su mujer!!! ¡Qué falta de respeto, no sólo hacia mí, sino hacia su pareja, que no sólo era un tesoro, sino que a el le trataba como si fuera de oro. ¡Qué se había creído?!
Se vengó no queriendo pagarme. Me costó, pero al final, me pagó. Eran 80.000 pesetas por mes, pero gastaba menos que en Barcelona.

Mi amiguita de Vicente Alexandre me dejó su trabajo, ya que ella no lo quería. Cinco horas para ir a darle de comer a una abuela y a su hija no muy...lúcida. 60.000 pesetas. Nada mal.
Peeero...

lunes, 22 de marzo de 2010

PARECE MENTIRA PERO NO LO ES

Ahora, en el trabajo de Ríos Rosas me habían hecho contrato de trabajo y lo habíamos presentado a Gobierno Civil. Pero ya habían comenzado los problemas "raros", sin motivos reales (o aparentes). El vecino del piso de arriba, inquilino de la señora y amigo, de un día para el otro se me había dado vuelta, y ahora cada vez que venía a ver a la señora -todos los días- le llenaba la cabeza a la señora en mi contra. Nunca se había portado groseramente, pero un día vino cuando yo estaba poniendo la cera en el suelo y pasó como si nada, cosa que se lo reproché. Que yo me dedicara a lo mío, y me llamó "impresentable". Yo no tenía ni idea lo que quería decir, pero supuse que nada bueno sería.

Yo era irreprochable. Llevaba las cuentas con todas sus facturas, sus tickets, alimentaba a la señora balanceadamente -sé de eso-, le hacía sus curas y tenía esa casa grande y vieja hecha un lujo de limpieza. Eramos la señora y yo, nadie más. Todos estaban encantados.
Pero entre el vecino de arriba y la mujer que venía a "hacer horas" (a robar, porque ni falta que hacía que viniera, pero como también era "amiga" de la señora, venía igual, y no sólo cobraba, sino que siempre le sacaba de más: cuando no era el hijo ingresado, era la hija enyesada), me hacían la guerra usándola a mi anciana.

Cuando lo hablé con quien me había contratado, el apoderado, y heredero, él sentado en uno de los sillones de la galería, mirándome, y yo parada mirando para el jardín, me contestó a mi queja diciéndome: -"Dentro de cinco años, me vas a seguir diciendo lo mismo?"- Yo me sorprendí y lo miré; y pensé para mí "vaya a saber dónde voy a estar yo dentro de cinco años"...
Estaría un poco en la calle (sin techo) y un poco encerrada en un psiquiátrico.

Un día estaba regando las bellísimas plantas y árboles del jardín. Era una tarde bellísima y el olor a riego era exquisito. Era felíz. Aspiré hondo y me embriagué de ese momento, y, de pronto, la jodí. Me pregunté ¿cuánto me va a durar ésto? Y mi interior me contestó: octubre.

Y llegó octubre. O antes. Setiembre. Se juntó todo. Entre el vecino y la de horas (que no habían ni mucho menos aflojado en su guerra contra mí) y yo que ya necesitaba tener al menos un día completo para mí, sin tener que escuchar a la señora -tenía alzeimer, 87 años, y nunca dormía tampoco una noche sin levantarse -con ayuda- tres o cuatro veces,- las cosas se volvieron prácticamente insostenibles.
Encima me habían rechazado los papeles en Gobierno Civil y me exigían la vuelta a Bs.As. a buscar el visado. ¡Ni hablar! ¡Yo a Bs.AS. no viajo!.

Para más, le había dicho al apoderado que si no me daba un día entero, me iba... Qué atrevimiento! -"Bueno, vete". había sido la respuesta. Que por nada me daría un día completo como yo quería.
Realmente ganaba muy bien, 150.000 pesetas y las propinas cada vez que le liquidaba las cuentas.
Luego me arrepentí; y se hizo casi una junta familiar, para ver de mediar, porque yo no me quería ir, sólo quería un día entero. Y el apoderado decía "NO". Ahora que lo pienso, tendrían miedo de que los denunciara? En ese momento ni se me cruzó por la cabeza.
Yo quería que entendiera que necesitaba un día para levantarme a la hora que me diera la gana, ¡no oir a la abuela todo un día con su noche!, no tener que estar pendiente de que si a las 9 de mi día de salida tenía que estar para darle la cena y acostarla! Y el apoderado no, que no, que no. La familia que ¿por qué no? y el que ahora el que quiere que se vaya soy yo. Que se vaya -decía enfadado. Y el otro: -"Pero, por qué?, si ella tiene razón, y no quiere irse. Lo que quiere es un día tranquila".- Y el, que no. -"Que no puede ser, que tiene que ser como hasta ahora".- -"Y ni tampoco. Yo no quiero gente que no esté con los papeles en orden y ella no quiere viajar, y se los rechazaron. Y ahora no quiero que se quede".- Y no hubo manera.

No sé qué le habrían dícho, pero cuando estábamos preparando el cambio (una chica que me reeplazaba y yo tenía que enseñarle) me dijo que ahora iba a poder estar libre y hacer lo que quisiera. Y yo pensaba: -"Si supieras lo que me espera...".-

Yo ya había descubierto que tenía otra vez lo de Bs.As. encima. Cuando me dí cuenta, lloré, por favor, lo que llóré. Le suplicaba a "dios" que no fuera posible, que no fuera cierto. Pero sí. Lo era.
Por qué, qué querían.

Aparecían libros en la biblioteca que antes no estaban: la biblia, libros sobre cuentos con curas, uno de Escribá de Balaguer, y no sabía quién los traía tampoco. El apoderado, yo sabía que no era. Pero quién, para qué, por qué...
Y ahora, otra vez a dar vueltas de aquí para allá.

Era el mes de octubre.

BARCELONA TERCERA VEZ

El 19 de marzo de 1999 comenzaba a trabajar en una de las mejores y más tradicionales familias de Barcelona. La calle, Ríos Rosas. Teresa, con todas las relaciones que decía tener (y que tenía) y siendo, cono decía ella, amiga del conde de Godó, jamás había movido un dedo para que uno consiguiera un trabajo mas o menos digno, (ni indigno). Nada. Eso sí, para hablar mal de nosotras no le faltaba tiempo. A los primeros días de haber conseguido su vivienda, fuimos a ver a un matrimonio, muebleros, cerca de la casa. La señora nos invitó un día a comer y fuimos a la esquina de donde ya vivíamos. Se armó un escándalo descomunal porque le dijo, adelante mío, que mi hermana estaba ejerciendo la prostitución por el Paralelo. (Qué mañía de hacernos putas a toda costa que tenía! Cuando arremetía contra mi padre y la educación que nos había dado, siempre y siempre era la misma respuesta de mi parte: -"Al menos no hemos sido putas, ni alcohólicas, ni drogadictas. No lo hizo tan mal). Le monté un escándalo que hasta los dueños tuvieron casi que intervenir. -"Y tú lo dices? ¿Por qué tienes que estar siempre calumniándonos?, ¿tú la viste?"- le gritaba. -"Es que a mí me contaron..."-, se justificaba. -"Ahhh, claaaro, y tú tienes que ir desparramándolo por donde quieras que vas...!!! Y tú? Qué tienes que decir tú, que te quedaste con un millón de pesetas de tu lugar de trabajo; que hasta falsificaste tus documentos para jubilarte un año antes. ¿Por qué no hablas de eso, por qué no hablas de tus propias cosas en ves de siempre estar hablando de los demás? Y si no fuera cierto? Mi hermana está casada y jámás en la vida se dedicó a la prostitución. Nos degradas y nos ensucias como te da la gana".- Lo increíble es que los terceros siempre le daban la razón a ella. ¡Es que maneja las energías como nadie! Nunca te miraba a tí cuando discutíamos, siempre se quedaba mirando fijo al que escuchaba. ¡Y cómo usa las manos! Es una crupier del manejo energético, direccionando las energías como le da la gana. Hay que admitir que no en vano estudió tantos años lo mejor del ocultismo. Encima la enseñanza y doctrina del clero, está completa.

Pero, este trabajo lo conocí por una amiga -ex amiga, según decían las dos- porque ella, María José, era la que estaba trabajando en esa casa y lo iba a dejar porque buscaban una que estuviera de día y de noche, y ella no quería.

Mientras ella hablaba por teléfono, delante mío, de ésto, yo, que estaba planchando delante de ella en su casa, no paraba de fastidiarla que yo iba, que yo iba, que yo iba. Y yo fui.

Con María José también terminamos muy mal. Yo le había limpiado muchas veces la casa y ella me dejaba algún dinero. Me llevaba a sus trabajos con ella para que la ayudara y me dejaba dinero. Me llevaba cuando ella iba, al bingo. Yo, que no juego, jugaba con su dinero -me insistía-. Me invitaba a cenar en el bingo y a comer a veces antes o despuès de trabajar. Yo también la acompañaba a hacerse los tratamientos a la mutua de salud. Siempre íbamos en su coche.

Cuando empecé a trabajar en Rios Rosas, sí teníamos problemas, por cuestiones más éticas, que otra cosa. No me gustaba a mí lo que ella hacía con ciertas cosas y se lo reprochaba. Pero no nos peleamos por eso. Ni siquiera nos peleamos por que yo un día fui a lo de Teresa (sobre todo hasta que le pagara lo de la chica) y puso el contestador cuando volvimos de comer y la escucho a María José preguntándole si yo había ido para allí porque en el trabajo no estaba (era mi día libre) y no sabía dónde podía estar. A ver si ella sabía o averiguaba. ¡Me estaban controlando!. ¡Y la cara de Teresa! ¡Qué gozo, qué satisfacción! Se hizo la burra olímpica, como que la cosa no iba con ella, como que no pasaba nada extraordinario, pero sabía que yo me había quedado helada. Pero como, ¿no era que no se hablaban, no era que una hablaba de la otra a ver quien peor?

María José me había regalado un montón de cosas: camisas, blusas, un radio despertador telefónico... Y Teresa, cuando me vio con la camisa puesta me miró desde su poltrona-trono (su cama) y me dijo, frunciendo el morro: -"Eso no se lo da ni a su hija".- O sea, que la camisa era una porquería. Pero a mí me gustaba.

No, ni siquiera por eso nos peleamos con María José. Ni cuando dejó de trabajar en Ríos Rosas, que fue por una discusión que tuvimos y decidió irse ella -o me iba yo-. En ese momento quise devolverle las cosas que me había dado, y no, no me las aceptó. Le dije que sabía que iba a venir luego a reclamármelas así que mejor se las llevaba ahora. Que no. Tampoco ya me callaba más sobre lo que era Teresa para mí. Ya le había dicho yo a ella que Teresa iba a ser motivo para que ella y yo termináramos peleándonos. En la casa también hablamos del tema.

En realidad, no sé por qué nos peleamos con MJ. Me llamó un día para decirme de todo. Que la había estafado, que le dejaba la casa (su casa, cuando yo había ido antes, y que siempre me había elogiado por como se la dejaba) un asco; con toda la tierra que el perro sacaba de las macetas desparramada por el salón y que encima había tenido la cara de cobrarle. Que preparara todas sus cosas, las que me había dado que venía a buscarlas. Y vino. Se las entregué en la puerta. Subiendo al coche ¡con una ira!, me dice:-"Te la jugaste conmigo, prepárate porque conmigo te la jugaste!"- Desde la puerta le contesté -"Cuando tengas tiempo y ganas vienes y me dices qué fue lo que yo te hice, si te parece."-. -"Que no tienes verguenza!"- me contesta. -"La que no tienes verguenza eres tú que teniendo casa propia, le cobras alquiler a tu hermana para tenerla, sabiendo que no tiene trabajo."- le contesté yo. Me molestó mucho pelearme con MJ. Después de todo se había portado conmigo muy bien, y yo estaba ahí gracias a ella. Pero Teresa, la "métome en todo", como se autodenomina ella, tal como yo se lo había advertido, echó a perder la relación. Así lo creí entonces.

Efectivamente, en junio dejé de ver a Teresa. Ya había terminado de pagar el viaje. Y empezaron los problemas en mi trabajo. Yo nunca había dado la dirección a Teresa ni el teléfono de esa familia. Tampoco le había dicho dónde trabajaba. Sólo que en una casa. Pero ella lo tenía. Un día me llamó. Le dije que allí no me llamara. MJ había dicho que ella tampoco le había dado nada, peeero...

Yo sé lo que dice Teresa de esa época. Que me compró un traje de cien dólares...
Lo que no dice es las que me hizo pasar en esos tres meses que pasaron hasta que alquiló la casa y llegaron "sus" muebles (venían por barco).
Ella había decidido que yo ya no estuviera en la casa cuando llegaran sus muebles.
Lo que no dice es que estuve tres meses con la misma ropa puesta, la que había traído de Lima (mi ropa venía en el barco). No dice que para ésto ella -que tiene un ropero de pared a pared lleno de ropa a reventar- se fue a una boutique y se compró dos faldas, dos blusas, dos sweaters y fulares. No dice que el traje que me compró hubo que esperarlo como un ´mes por las reformas que necesitaba, y nunca quedó bien y que lo hizo porque le daba verguenza ir por ahí conmigo con esa falda gris y el sweater negro que yo llevaba. ¿Por qué no me dió para ir al mercadillo, más barato, a mi gusto y más por el mismo precio de cien dólares, como ella dice?. Ah!, no!, porque ella no compra en mercadillos.
No dice que le limpié todo el piso recién alquilado, con ventanales y marcos incluídos y que no sólo no me soltó un real, sino que había que rogarle para que te diera quinientas pesetas para los cigarrillos. Porque, nunca entendí la lógica, prefería pagar a una de afuera aque le viniera a limpiar "porque tú eres mi hija" ¿?. Limpia porque te corresponde porque vives aquí, pero de pagarte, nada. Si no, págame un alquiler. No hay lógicas que no estiendo.
No dice que compró un juego completo de dormitorio engañando a la gente (como en Lima) que era para mí, en tanto a mí me decía -"Porque tú te irás. Este es para alquilar la habitación".-
Lo que no contó es que un día vengo con 3000 pesetas de una horas que había trabajado -mi primer trabajo, en realidad, y que me duró un día, (el segundo día, cuando fuí, ya no me necesitaban) - limpiando unos ventanales en un apartamento cerca de allí y me las pide porque no tiene dinero. Le dejo 2500. Salgo y cuando vengo a la noche la encuentro como siempre en la poltrona-trono, y a los pies un fular con el precio a la vista y todo y que contoda saña me dice -porque yo ni cuenta me había dado- -"¿Te gusta lo que me compré?"- Lo miré y le dije que sí. Y ví el precio: 2500 pesetas. En eso se había gastado mis casi cuatro horas de trabajo.

Recién ahora pienso si no hacía todo para que me fuera.

Pero fue ese el año en que decidí no callarme más sobre cómo era y había sido esta mujer conmigo y con nosotros. Había decidido dejar de justificarla, como había hecho hasta ahora. Frente a los demás y en mi corazón.

Como dije, en mi trabajo hablé de ella y de los problemas que me ocasionaba. Que lo que había pasado con MJ era `por ella. MJ cumplió. Llamó a la casa para hablar pestes de mí. Pero los de la casa estaban advertidos de que ésto podía llegar a pasar. En realidad fue un anónimo. Supusimos que sería ella. ¿O había sido Teresa, pienso ahora?
Y aún a ella misma le dije en una fortísima discusión que tuvimos -hoy no recuerdo `por qué yo estaba ahí, en su casa- que ella sí, había sido la causante de la muerte de Teresita, que había venido a nosotros nada más que para quedarse con nuetra herencia, que ella era la culpable de lo que le kpasara a mi hermano, que se lo había mandado a "liquidar" (porque ella decía que ella nunca había ido a buscarnos, expepto la primera vez).

Sí, me había regalado sortijas, una en Lima, que tuve que vender para tener enfectivo, y otra aquí, que le devolví. Hoy me pregunto cuánto me habrán costado en realidad

NO TODO ES LO QUE PARECE

Venía de librar una guerra totalmtente desigual y no sabía por qué. ¿Dónde estaba el problema, por qué me perseguía el Ejército de Salvación, por qué me había ignorado el pastor Giménez, por qué me esquivaba el pastor Freidson, por qué los abogados del Colegio de Abogados de Buenos Aires no querían llevar un caso? Cuanto mucho, lo que me decían, era: "no va a prosperar". Había ido al pastor Giménez contándole lo del juez y le había pedido que necesitaba un abogado, y me dijo, ¿acaso te han hecho algo?, y, ´"sí, a las tres de la tarde aquí hay un abogado". ¿Tú lo viste? Yo tampoco.

Donde compraba la mercadería para vender también me habían dicho a baja voz que se me acusaba de robar. Pero, si había tenido a la policía detrás de mí, sabían que no era cierto. Y, qué tenía que ver eso con el acoso "machista" en el hotel de CyD. Por qué era maltratada a veces en los sitios a los que entraba para trabajar. Por qué me estaban, no solo persiguiendo sino difamando? ¿Qué se estaba ganando con ello y con qué se pagaba? Sí, por qué se invertía tanto en perseguir a una persona de vida vulgar y simple como la mía?.

Incluso había ido a hablar con curas, católicos. Tampoco había obtenido respuesta de ninguna clase. Que ellos no podían ayudarme. En nada. Y siempre esas conductas, no de quien se encuentra con alguien por primera vez, completamente desconcocido, sino que todos parecían seguir instrucciones. Por qué, por qué, por qué... Porque había denunciado al E.S. y sus actividades adentro de esa casa? No. Venía de antes. Pero por qué?!

En una de las iglesias católicas a las que fui por ayuda, había podido hablar con un Seminarista. ¡Qué excelente persona! Hablamos mucho. Yo quería rebuscar en mí a ver cual era mi tan grande pecado para vivir lo que estaba viviendo. Este aspirante a cura tenía superiores y a ellos fue a buscar para ver de ayudarme. Por la cara con la que volvió daba a entender que lo habían sacado a patadas. Que lo lamentaba, (y sí que había sido sincero, lo lamentaba) pero que le habían dicho que no; y el consejo de parte de él: -"A veces los propios hermanos en el Señor, pueden hacernos cosas muy malas. Sí, pueden ser ellos. Pero confía en El, no nos abandona. Sé muy fuerte, y ten paciencia."- Me impuso apenas su dedo en el centro de mi frente, oró algo y me embriagó de una de las más hermosas energías de luz y paz que he experimentado. (¡Qué lindo que es el mundo de lo energético de la luz y del amor!!!) Ese hombre realmente sentía lo que hacía. Y que ya no podía volver a recibirme. No tenía ninguna autoridad, solo era un seminarista.

El que más me había acompañado en aquellos momentos había sido uno de los ministros no nombrados de la iglesia de Freidson. Pero a el también lo habían alejado cuando las cosas se pusieron cada vez más feas. Luego, tambíén allí había tenido que soportar el peloteo y el acoso, ya abiertamente. Y siempre esa pregunta en el aire: Por qué.

Había fracasado absolutamente en todo. Y no, no sabía por qué. ¡Ay, los que pactan los silencios!!! ¡Ay las complicidades!!!, ¡Ay el prestar atención a una sola campana y a los disfrazados de corderos!!!

Y ahora qué? Alli, bajo el dominio total de Teresa. Obviamente no podía hablar ni ir a ver a ninguno de los que había conocido. Ya había empezado a fumar otra vez, así que aunque todo estaba suplido, esa parte constituia una dificultad.
Poco recuerdo de esos días. Sí que hubo gentes merodeando por los terrados, huyendo cuando nos dimos cuenta. Nos asustamos. Dejaba ropa al sol y aparecía manchada con lo que parecía sangre mezclada con algo...

Hicimos compras por la Plaza de Armas, para Navidad. Esta vez se me quedó grabada muy especialmente por lo bonito que fue ese paseo lleno de comercios, uno al lado del otro, lleno de bombillas de colores por las fiestas. El paseo ya era una fiesta y un mar de gente. Siempre era bonito pasear con Teresa. Tiene la virtud de hacértela pasar muy bien cuando va de compras o sale. Es alegre y divertida y tiene un importante grado de ingeniosidad y originalidad. Y para nada es egoísta entonces. Todo te lo quiere comprar. Pero esa noche, ella caminando adelante (con no recuerdo quien) y yo detrás con alquien más, se dió vuelta y me dijo con una fuerte emoción, con un gran sentimiento, se le vió que le salía del corazón: -¡"Tú te vienes conmigo a España; tú te vienes conmigo!"- Què fue lo que le pasó, nunca lo supe ni lo sabré.Era mi tercera Navidad en Lima. No recuerdo donde la pasamos.

Una chica que trabajaba para Teresa nos acompañaba siempre.
Fue ese año que se deshizo de todos sus libros (o de la mayoría) de ocultismo, de fotografías de su época de cantante, de artista. La vierdad que quién hizo la selección y tiró las cosas fue esa chica, su empleada. Yo con ella también me llevaba bien. Ya te he dicho que en realidad tengo empatía con la mayoría de la gente. Lástima la gestapo-inquisidora.

Teresa le pidió dinero a todos los que conocía por que "me llevo a mi hija Yani conmigo y no llego con lo que yo tengo. Cien dólares por aquí, cien dólares por allá...

En una conversación entre su empleada y ella, de salón a domitorio, las escucho que dicen: -"Sí, señora, pero por más que usted me preste el dinero para viajar..."- y se mordió los labios. Teresa la miró y se puso como se ponía cada vez que la pillaban dando un paso en falso. Yo, no dije ni esta boca es mía.

Más adelante sí me enteré de que la que se iba a España con ella era la empleada. Yo, no.

Francamente, salvo cuando salíamos por compras o íbamos a comer por ahí, el aire entre nosotras se podía cortar con un cuchillo.

Empecé a preguntarme qué era lo que yo iba a hacer. No podía quedarme en Lima. Yo no había ido a ver a nadie, ni había saludado a nadie desde mi llegada, para no molestar a Teresa, como ya dije antes. Pero dificilmente lo entenderían luego. O sí. No lo sabía. Además, si no habían querido ayudarme el año anterior, por temor, qué les iba a hacer cambiar de opinión ahora.
La mujer de mi tío pobre había muerto. Y mi tío, para mi sorpresa, aunque había mediado también entre mi madre y yo el año anterior, antes de que me sacara con maletas y todo, otra vez, defendiéndome, probablemente tampoco estaría muy dispuesto a recibirme en su casa.
Mi otro tío, el que vivía en el extranjero, menos. Entretenido con sus viajes, sus negocios, y ya me lo había dicho el año anterior. Además, literalmente, no tenía ni un peso, o un sol, o un real. Da igual.
Mi prima, con sus preparativos para marcharse del país a Estados Unidos, estaba conmigo muy cambiada.
No, no sabía lo qué iba a hacer. Aún así no le dije nada a mi madre.

Por fin fuimos a la agencia de viajes por el tema de la empleada. Ya Teresa me había dicho que ella no podía llevarme. No tenía dinero. Y nada más.
En la agencia le dijeron -o fue ella la que se los dijo a ellos, no recuerdo- que había problemas porque no le habían concedido el visado. La agencia le devolvía solo el 20% del billete y tampoco lo podía cambiar por otra fecha.
Yo, entonces, le presenté mi "oferta": Por qué no me pasaba el billete a mi nombre y yo luego desde Epaña se lo devolvería, o por giro o por Teresa. Que probablemente tendría que esperar unos meses, pero al menos lo recuperaría todo. Y aceptó.

Ya en 1996 Teresa me había presentado a una amiga de ella, mayor, que era vasca, casada (viuda) con un peruano. Esta señora vivía en una casa muy grande, con jardín por delante y patio-jardín por detrás, con toda su familia: hijos, nietos y demás. En el '96 me había querido dar 600 dólares para que fuera a visitar el Machu Pichu.Yo no le acepté, por parecerme un abuso. Pero me molestó la mirada que le hechó Teresa cuando la escuchó, como diciendo: ¡No! ¡No se te ocurra!
Bien, ésta señora nos hizo una fiesta de despedida. Yo le tenía un enorme afecto. Era una mujer digna, y digna de depositar la confianza en ella. Con ella se podía. Así que yo intimé con ella hablando muchas cosas, en especial sobre la mala relación con Teres y los porqués.

En la comida, (éramos un montón), a alguien se le ocurrió lo de la foto. ¿O fue Teresa? Creo que sí, que la cámara era suya. Yo me ofrecí a sacarla. Luego alguien dijo que yo me sentara y ella la sacaba. Me negué. _"No, no me gusta salir en las fotos"- le dije. Entonces Teresita, como no, dijo en tono de reproche y con desprecio: -"Ah no, porque tiene miedo que le hagan brujerías..."-. Yo entonces me enfadé y sólo atiné a decir -"No, peor que eso"- A Teresita, hasta hoy no sé por qué, se le crispó la cara y se puso tan blanca como el vestido que llevaba puesto. Me sorprendió y me pregunté entonces qué es lo que hace o sabe ésta mujer..., porque lo que yo realente pensaba era que junto con las calumnias y difamaciones en las falsas deununcias, adjuntaba fotografías. Yo por esas fechas, no creía tanto en las "brujerías", aunque supiera que las hacia.

La casa, de alquiler, la entregó antes de la fecha del viaje, así que buscó dónde quedarnos, pero decidió que en sitios separados. Así que me dijo algo que verdaderamente me indignó: que fuera a ver a mi prima y que tenía que "enamorarla" porque iba a tener que quedarme en su casa hasta la partida. -"Yo no enamoro a nadie"- le contesté, mientras pensé "eso es lo que haces tú".
Al final fue ella quien terminó encontrando los dos sitios. "Su" lugar era un hermono departamento de una amiga (que ni recuerdo) y una muy bonita habitación -de la que se dedicó a criticar hasta el más mínimo detalle-. Podíamos haber estado tranquilamente las dos. Pero no quería.
A mí me había tocado lejos, en un apartramento más grande pero no tan bonito. ¡Què mal me sentí entonces cuando recalé en esa habitación! La palabra que lo define es "pateada". No recuerdo cuántos días fueron. Dando vueltas por Lima, a pié, porque no tenía dinero; paseándome por los parques. Pero alquien organizó otra comida y fui invitada. Se hizo donde ella estaba, al aire libre en el balcón. Fue cuando conocí dónde estaba ella.
Conocí a unas cuantas personas, todas mujeres, si mal no recuerdo. Pero una me llamó la atención especialmente. Era otra prima mía, odontóloga, y me asombró porque era idéntica a mi hermana. Su misma cara. (Qué notable, mi papá decía que mi hermana iba a ser odontóloga).

Con mi prima, la buena samaritana, tuvimos un reencuentro. Estábamos con Teresa y una nenita, vecina, con la
que yo me estaba entreteniendo. Ella había ido a ver a su tía. Cuando levanto la vista veo a mi prima mirándome como si dejera: -"Mírala tú, y yo que la creía tan buena persona..."- mientras mi madre la miraba a ella y amí como diciendo: -"Viste, que no soy yo, sino ella?"- ¡Qué miserable que te sientes! ¡Qué porquería! Termina minándote la autoestima, la confianza y hasta las fuerzas. No tienes alternativa, no puedes preguntr, ni hablar, ni inquirir,ni chillar, gritar:¡Pero qué demonios les pasa!!! Vulnerabilidad.

Siempre fui una desentendida con el dinero. Jamás me preocupó y le dí valor a otras cosas, ya te lo dije. Además siempre supe que iba a poder ganármelo, ya que siempre he encontrado un recurso. Pero hoy cuando encuentro mujeres jóvenes les recomiendo imperiosamente que el dinero tiene que ser prioridad nº uno en sus vidas. Que si no tienes dinero vales menos que un perro muerto. Y si son varones, también.

Llegó el día de marcharse. Fuimos al aeropuerto por separdo. La encontré afuera sentada con la perrita. Me trató como si mejor estuviera sola. Y algo de eso me dijo. ¡Es tan feo sentirte un estorbo, que estás de más! Así que me levanté y me marché. Cuando volví la encontré con la empleada, su marido (que yo ya conocía también) y sus hijitos. Les estaba diciendo que yo la había dejado ahí sentada, sola. Los otros, por supuesto, me miraban como a una porquería. ¡Siempre igual: ¿por qué te aguantas?. Por vulnerabilidad.

El vuelo fue suspendido, así que nos pagaron una noche en un hotel. Un lujo, con todo detalle. Buffette Libre -en donde otra vez con ella lo pasamos genial- (¡qué manipuladora que es!, es una genio de la manipulación). Ya subir a las habitaciones -porque nos dieron dos, con baño privado, tipo apart-hotel, nevera, sala de estar, el dormitorio y ¡un televisor! que fue lo que yo aproveché, meré televisión- la cosa cambió. Volvieron a venir su empleada y su marido y los chicos y se encerraron todos en su habitación.

En el avión, prefirió viajar en un asiento sola y que yo me fuera a otro. Era algo así como que yo no te conozco. Para ésto yo ya había decidido conseguirme un trabajo donde tuviera para dormir también e irme lo más rápido posible de su lado y de ser posible, no volver a verla. Una vez que pagara mi billete a la chica, nunca más.

miércoles, 17 de marzo de 2010

1998, AÑO DE DEFINICIONES

Las vueltas que dí por esa ciudad, entre el trabajo (otra vez a vender), cambiando cada mes, dos o quince días, habitaciones por toda la ciudad, buscando,¡otra vez! en las iglesias ayuda...

En todas las casa era lo mismo: entradas a mis habitaciones, llamadas telefónicas a l@s encargad@s de las pensiones; tirar comida...
Repetir y repetir, de un lado para el otro.
Yendo a policía, una, dos, tres...
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto...
Termino en la Fiscalía poniendo éstas denuncias, previamente habiendo pasado por la experiencia de intentar con abogados del Colegio... Donde aparecía alguien que sí me quería acoger, aparecían superiores echando todo para atrás.
En la Fiscalía me atendieron dos o tres denuncias, el resto las tenía que preparar yo y presentarlas. No faltaron las preguntas de quién preparaba los escritos. -"Yo, quién los va a preparar"- Miradas raras, escudriñandome y luego gestos de... resignación?

Entre éstas idas y venidas, voy a ver a N2 a donde sabía que vivía. Estuvimos hablando y le pedí si podía recibirme ahí donde ella vivía. Y sí. Me mudé otra vez. A una calle del Pagola...

Tenemos que aprender que los grandes crímenes no los comete uno solo. Siempre son más.

Creo que fue cuando fui a vivir a esa casa que comencé con las denuncias, porque allí era escribir y escribir en mi pequeña máquinita para presentarlo a la fiscalía.

De todas formas terminé llevando a la policía a esa casa porque estaba harta de que me entraran en la habitación.

El agente que vino dijo que necesitaba una custodia como protección y entrar en un programa de esos.
Fue llegar a la comisaría, y todo a la mierda otra vez. Nada (como dice la gestapo ahora).

Las comunicaciones del juzgado comenzaron a lloverme (¡Como fue en la calle San Martín 911 con el juicio laboral!) Parecía yo la denunciada y ellos los denunciantes... De hecho en más de una ocasión tuve que pedir que se modificaran estas carátulas porque las invertían...

La más notable fue la que me llega pidiéndome que me presente en la comisaría -por supuesto, del barrio- y viera a un tal Oficial (del ejército) no sé qué. Ay!, las energías - cuando iba de camino-. Era atravesar, verdaderamente, paredes. Cuando llego, veo, atravezando el patio, al tal Oficial (por el uniforme del Ejército) sentado justo enfrente de mí, en un despacho, sentado en el escritorio, que me mira por encima de las gafas, o esa clase de mirada. Me intercepta uno de civil. Que quiero hablar por el juzgado con ese señor. -"Ah, sí, venga conmigo que es lo mismo"- me dice. El otro, ni se movió. Segía mirándome. Este de civil ¡otra vez! anota todo en un papel con un "lápiz". Yo, quejándome de la gente con la que vivía en la casa y echándole la culpa a N2. Preguntas? Ninguna. El de civil me miraba como diciéndose: -"ésta es o se hace?"-

Vuelta al juzgado. El juez, que quería un informe del forense. Ésto ya me lo había dicho la Fiscalía, que necesitaban demostrar que yo estaba mal, para poder hacer ver el daño que me habían hecho. Me negué rotundamente, ya que yo no me encontraba mal, sino harta de que no me dejaran vivir y de que no pudiera estar en ningún sitio sin que tuviera visitas en mi ausencia haciendo desmanes en cada sitio que intentaba poder vivir.
Ahora el juez. Pero yo confiaba en la justicia... Así que fui al forense. Este sinverguenza (no sé -hoy- si manipulado o corrupto), me pregunta nombre y apellido -con un asco el hombre, que parecía que tenía una babosa delante de el.- y edad. Se acabó el exámen.
Esto sirvió para que el juez de Primera Instancia Instrucción Nº 27 de la Capital Federal, me declarara, cha chan, cha chan: INCAPAZ.
Y no me lo dijo él, que yo lo estaba esperando afuera para que me concediera una audiencia, cuando salió y me dijo que ya había resuelto MI problema habitacional y de alimentos, no, cobarde, me mandó al archivo y un jovencito, muuuy coloradito en ese momento, me entregó el expediente, y lo leí. ¿ESTUPOR?, ¿INDIGNACION? ¿IMPOTENCIA? ¿DESESPERACION? ¿INCREDULIDAD? ¿SENTIMIENTO DE ABSOLUTA INDEFENSION? Todo eso junto y más.

No sé como hice, pero pedí la recusación del juez.
Obviamente, no me podía quedar en Bs.As.


Con N2 habíamos terminado peleándonos muy feo por sus constantes burlas y, en otras palabras, "obediencias"...
Su hermanita estaba también con nosotras y lloraba a mares cuando N2 y yo nos peleamos. Ahí fue cuando le reproché qué cómo había sido capáz de decir de su hermana que había hecho películas pornográficas. Que qué clase de persona era para hacer eso. Yo, claro, ya había decidido irme.

A todo ésto, mi amiga de mis 24 años me había llamado a ésta casa y me contó por teléfono que le habían estado preguntando por mí, que cuánto tiempo hacía que me conocía. Pero que lo dejaría para cuando nos viéramos, a las 7 en el café de la esquina.
Entonces, ya se había olvidado de que era lo que me tienía que decir y aconsejándome de por qué no me iba a vivir al campo... Le dije que quien quiere ayudar no envía mensajeros con mensajes de otros, sino que él mismo dá la cara y dá el mensaje. Se puso roja y asintió.Me levanté de la mesa y me marché. No volví a verla más.

Vendí, gracias a N2 el televisor, le pedí 30 pesos a un hdp del que aquí ahora no quiero hablar, que me había reencontrado después de 20 años, y ya no sé cómo otra vez me había comunicado con Teresa. Que me fuera para Lima que ella se volvía a España y que yo me iría con ella...

Salí de Bs. As. con 130 pesos.Hasta donde llegara... En tanto esperaría que Teresa me enviara un giro. Tenía 44 años. Lo sé porque en ese viaje, que duró tres días y tres noches, bajando de un autobús y esperar subir al próximo que me acercara más al objetivo, perdí la vista. Ya no podía leer. De una noche, que leí un poco la Biblia, al día siguiente, que ya no pude leerla.

En cada parada, era llamar a Teresita por el giro. Y el giro nunca llegó. Así que aguantar y ayunar. Lo único, el taxi hasta su casa, que sí lo pagó ella.


Yo estaba deshecha, desmoronada. Como un animal apaleado. Ya ni siquiera lloraba. Sólo estaba rota, hecha pedazos. Y sabía que Teresita no iba a ser un consuelo para mí, ni un hombro para llorar y ni siquiera alguien en quien se pudiera confiar.

Ahm, pequeño detalle: en la Fiscalía había denunciado todos los pasos hasta llegar hasta ellos, que había hecho, incluso el hecho de ir a Prevensión del Delito de la Policía Federal -en donde el jefe, uno muy joven, me dijo que tenía tres cadáveres para levantar de un tiroteo que había ocurrido en pleno centro de la ciudad y que yo le iba con que me estaban persiguiendo-, y llamó a la comisaría de la zona y les dijo que me atendieran (porque no querían) ya que habían quedado en que yo estaba "bien" (limpia). O sea que me habían estado "investigando".

A las iglesias evangélicas a las que había ido por ayuda, y cada conversación con cada uno, además de al Ejército de Salvación, a N2 y a otro montón del Ejército de Salvación.
También al Colegio de Abogados de la Capital Federal.

En fin, denuncié a todo el mundo. A todo el mundo que había participado en el acoso y el desinterés por el tema que habían demostrado por las manipulaciones.

OTRO INTENTO

Cuando llegué a la casa de Teresa, ella ya había cambiado por completo en lo que había sido por teléfono.
Yo felicísima de poder hacerla oír lo que había aprendido, con el teclado... Jamás salió del estuche. No le importaba lo que se dice, nada. Como siempre, las maletas sin desarmar, el televisor y el teclado embalados todo el tiempo.
Mi dulce prima también había cambiado; además estaba con problemas de haber denunciado a un vecino y la "justicia" la había fastidiado bien fastidiada. Lo relacioné conmigo. -Aunque, francamente ya no recuerdo si fue ese año o el siguiente- ¿Perjudicaban a la gente que tenía que ver conmigo y puedieran ser testigos?
Un tiempo atrás me había reencontrado con mi amiga de mis 24 años. Como siempre, habíamos pasado tres días juntas y me había quedado a dormir en su casa: una preciosa habitación con altillo, en la que vivía hacían tre años.
Cuando nos reencontramos luego de esos tres días, había perdido su trabajo de ¡12! años, no le habían pagado ni el sueldo -porque la dueña la acusaba de haberse quedado con 1400 dólares -a juicio-, y la habían echado de la casa porque, en su ausencia, le había caído un comando policial (los de los camiones celulares, como se le llamaban en Bs.As. entonces) y le habían dado vuelta la habitación, por una denuncia. Ella fue a averiguar qué había sido todo aquello y el procedimiento no constaba como efectuado. En suma, nadie había ido.

Ahora mi prima con problemas de "justicia" y con ideas de marcharse del país. Con casa propia (doce años viviendo allí), con una excelente reputación, y, de pronto, todo a la basura. Todo muy raro.
Conmigo el tema era que Teresa le había dicho que yo había dicho de ella que era una mala madre y que se lo pasaba de discoteca, abandonando a sus hijos...
Cuando Teresa, el año anterior, me había preguntado sobre mi prima, que qué me parecía, le ví la mala espina. Aún así le dije que era una buena samaritana, y una gallina con sus polluelos. Eso fue lo que ahora le contaba yo a mi prima. Me creyó. Porque conocía a Teresa.
Ese año me enteré de muchas cosas de Teresa. Una de ellas era que a mi prima le había hecho, también a sus 24 años, lo mismo que me había hecho a mí a la misma edad; y que nunca, ni con su propia madre, se había podido sacar el "mote" de puta. La había difamado en tanto estaban ambas en Barcelona.
También me enteré que se "sabía" que "Teresita", la otra hija -suicida- se había matado por encontrar a su madre con su marido en la cama. También la había difamado tanto en Barcelona en cuanto a la vida que la chica había llevado en Lima, como en Lima sobre (según ella) la vida que la chica hacía en Barcelona. Le cerró todas las puertas.Que había dejado una carta a la policía antes de quitarse la vida echándole la culpa a su madre.
Mi prima me contó que en uno de los años que Teresa vivió en Lima -desde que se jubiló, viajó, contenedor (barco) para aquí, y para allá, como cuatro veces- la convenció de que se fuera a vivir con ella, que alquilara el departamento de ella y vendiera todos los muebles y demás cosas de de su casa, ya que ella tenía una casa muy grande y tranquilamente podían vivir los cuatro, y de paso se llevaba unos dineros del alquiler. A los tres meses la dejó en la calle con los dos chicos. Tuvo que meterse en un galpón hasta que le desocuparon su casa.
Yo alucinaba a medida que me enteraba de todas éstas cosas.

También me reencontré con más primos y primas. Que podía trabajar con ellos (tenían empresa propia).
También conocí a mi tío que no vivía en el Perú. Me pareció un hombre genial.

Mi otro tío y su mujer también me habían recibido de maravilla, al igual que su hija. Con mi tía habíamos ido a dar una vuelta por el malecón y la costa. Ella me hablaba mucho y yo dándole vueltas a mi cabeza de qué iba al final terminar haciendo con mi vida. No podía pensar en otra cosa. Veía que todas las posibilidades se me terminaban, que con Teresa era imposible y todos los que me habían ofrecido su ayuda y amistad y todo, se echaban para atrás. Una de las personas me dijo -"prefiero enviar a mis hijos a la guerra, antes de que caigan bajo la lengua de tu madre"-
También me habían referido secuencias de su conducta, gentes que la habían conocido de joven, tanto con los hombres, como con su propia familia, así como su "manía" de montar verdaderos escándalos porque "le habían robado sus joyas". En cualquier lado, con cualquiera. Todo terminaba apareciendo y resultaba ser baratija.
Que había sido una desgracia para su madre (mi abuela), que a los 14 años se había ido de la casa al mundo.
Que eran cuatro hermanos (o cinco) del primer hombre de mi abuela, un hechicero bravo y malo de la selva y que los otros hermanos eran hijos del que sí se casó con mi abuela. Que aunque este señor los había querido reconocer, mi abuela no habían querido, así que llevaban todos ellos su propio apellido. De resultas, le había venido a decir a mi hermano, que había tenido madre y padre, bastardo, y la bastarda era ella. Que todo su resentimiento venía porque sus hermanos segundos eran los que tenían dinero `por su padre, en tanto que los del primer hombre de mi abuela, no.
La cuestión que el paseo con mi tía había culminado con un delicioso dulce que compró para las dos y que yo agradecí de todo mi corazón porque eran gente pobrísima y sabía el sacrificio que le significaba.
No sé qué pasó cuando llegamos a la casa, ya casi noche, pero me atacaron como a la peor. Mi tía había dicho cuando llegó a la casa que yo me lo había pasado todo el paseo mirando y buscando hombres. Que era una buscona. ¡Estaba yo para pensar en hombres, justamente!. No entendía, no entendía y no entendía. Como sea, me tuve que ir sola, ya de noche.
Para ésto, yo ya no estaba parando en casa de Teresa. No puedo recordar qué fue lo que pasó. Sé que terminé con las maletas dando vueltas. Primero en una casa, después en otra... Un tiempo, y luego, me tenía que marchar. La vida de todos, en donde yo estaba, se les complicaba: con sus relaciones, en sus trabajos.
Alquien que había conocido a mi papá y a ella cuando jóvenes me dijo -"Tu padre y yo éramos muy amigos. Era una gran persona, un buen hombre. Lo conocí por ella, pero te digo, lo peor que le pudo haber pasado a tu padre en su vida, fue conocer a tu madre."- Me lo habían dicho ya en Bs. As. (gente que conocí por casualidad y que me relacionaron con mi papá por el apellido y que los había conocido a los dos cuando mi papá tocaba en la orquesta y ella cantaba), y ahora me lo decían aquí...Duele? Sí, duele. Pero no tiene remedio.
No tenía dinero para regresar a Bs. As.
Al final, terminé en casa de mi tio, el genial, pero que no me podía tener. El era un hombre solo y hacía una vida muy disipada, me decía. No lo convencí. Así que él convenció a Teresa para que me diera el dinero para volverme.
El teclado tuve que terminar vendiéndoselo a uno de los primos para que me llegara el dinero, incluso con el equipaje.
Cuando fui a buscar el dinero, Teresa se asomó al balcón del último cuarto piso en donde vivía y me arrojó el dinero, con no recuerdo qué maldición.
Esta vez fui en autobús y sola a la estación. Todas las puertas estaban cerradas -o al menos, bloqueadas- para mí en Lima. ¿Qué había pasado? ¿Dos meses, uno? Vuelta a Bs.As.

ODISEA

¡¡¡Fue horroroso!!! Si antes me perseguían -incluso hasta N2 llegó a comentarme que en todos lados a donde ibamos la gente se me quedaba mirando; y solía tener un dicho -"Yaniiinnna, contigo no hay intimidad"-, y yo le contestaba que no sabía por qué.-, a partir de ahí fue terrible. Hasta bañándome encontré que me estaban espiando por un orificio que habían hecho en el azulejo. JAMAS me habían acosado sexualmente, hasta ese momento. Era insoportable. Hasta D llegó a poner el canal x en el televisor estando yo en la habitación. Llamé a C y le dije -"mira lo que está haciendo tu marido, el hermanito, del Señor-" Ellos ya se congregaban en lo de Freizon, y yo casi también. Comencé a buscar ayuda en la iglesia, hablando con una con otros, ministros. Nada. Fui a Giménez, no me recibía. Fui a la policía. ¡Que no se me ocurriera denunciarlos -al ES-!, porque me lo iban a dar todo vuelta. ¡Pero qué hago! ¡No me dejan vivir! -Luego se lo pueden hacer peor- fue la respuesta. Que cómo se me había ocurrido menterme con esa gente.
Seguí buscando en la iglesia, escribí cartas a Giménez, a Freizon, a la Asociacón de Iglesias Evangélicas de la República Argentina. Nada cambiaba.
En el hotel, estando "encerrada" en el cuarto que me cambió C luego de lo del baño, escuché que estaban rondandome, molestándome y me puse a roncar exprofeso. Después de ésto comenzaron a imitarme y, es hasta el día de hoy, que lo repiten... Y viendo ahora mismo (cuando estoy escribiendo éste borrador) mi alrrededor, me estoy preguntando para quién estoy escribiendo ésto... Y de golpe, tengo la respuesta.).
Me recorrí toda la policía que encontré y, donde estaban dispuestos a aceptarme la denuncia, aparecían misteriosos personajes a mis espaldas que se los impedía.

Supongo que en algún momento -francamente no recuerdo- le debo haber escrito a Teresa, porque el 8 de diciembre ella me llamó al hotel. Le comenté lo que me estaba pasando, y rápidamente, no dando más de sí de alegría, me dijo que me fuera con ella, que estaba muy sola, que ella era peruana y que yo era su hija y que en Lima las dos podíamos vivir muy bien, que era una señal del cielo, porque era el día de la Asunción...
¡Qué felíz que fuí entonces! ¿Sería que "el Señor" me había escuchado después de tanto orar y ayunar y que por fin íbamos a poder conformar una familia?

No recuerdo como viajé, si ella me mandó el billete o me envió un giro. Lo que sí recuerdo es que un hermanito ministro de la iglesia de Freizon me dió para el taxi. Me fuí dejando todo, excepto ropa, el teclado y el televisor.
DyC no recuerdo dónde estaban, pero sé que no estaban el día que salí, así que dejé instrucciones de las cosas que eran para ellos. Sé que tuve problemas en la ventanilla del bus: el hombre me trató francamente mal, y yo se lo reproche, que no me faltara el respeto, y el me contestó que si no quería que me faltaran el respeto, perimero me respetara a mí misma. -¡¿Y usted a mí de qué me conoce?! - le chillé. Yme fuí a la policía. Una oficial que me atendió, me escuchó, miró algo en el computer y me acompañó. Al hombre se le había pasado la "rabia", y me pidió disculpas.
No recuerdo éste viaje.

LIMA Y VUELTA

Congeniamos de inmediato. Era una gran mujer. Tenía dos hijos varones. No tenía pareja.
Me llevó en su coche a todas partes, con los niños, por supuesto, me hizo regalos y paré en su casa
.



Esto es parte de Lima

Con Teresa no sé qué pasó, pero sé que no quería venir a dónde me invitaban a mí, se quedaba en la casa y eso la enfadaba.
Una vez yo estaba en su casa

Esto también

planchando y se empezó a poner un poco alterada -por cualquier cosa se alteraba- y yo comencé a orar. Por supuesto estaba "enviando energías" y ella lo percibió y me amenazó -"Tú sigue, tú sigue y ya verás quién soy yo; vas a conocer quién soy yo!- me grito.

Lo que fuere, estando en casa de mi prima un día llama por teléfono: Què estaba haciendo yo en la casa de su sobrina, que no tenía nada que hacer ahi, que esa no era mi familia, que me fuera a buscar a la familia de mi padre. Yo (ja, ja, ja) diciéndole que se la estaba buscando, qué era lo que le pasaba y qué era lo que quería. Por fin me suelta que me había denunciado a la policía. -¡¿Y por qué me vas a denunciar tú a la policía?!, de qué me vas a denunciar?! Mi prima tomó el teléfono y le preguntó lo mismo. Le dijo que yo podía estar en el país tres meses como turista. Que qué le pasaba conmigo, por qué no me dejaba ir a dónde quisiera, si yo estaba de paseo y conociendo a su familia, porque sí era mi familia...

También conocí a la mamá de ella, mi tía. Buena mujer, muy pobre, pero bien.
Fue en definitiva un viaje provechoso a no ser por... Teresa...

Mi prima con los chicos me llevaron hasta la estación y la verdad es que la habíamos pasado rebien.
Sólo me había llamado la atención el hecho de que mi prima me dijera que cuando ella viniera a Bs.As. esperaba que yo la recibiera en "mi casa". Me la quedé mirando y al final le dije -"Pero, ¿tú sabes dónde yo vivo...?"; apenas quepo yo. Pero bueno, quizás cuando tú vengas..., cómo no..."

También había tenido que aclarar que "yo no tenía "negocio". Y mirándola a Teresa le había aclarado que yo le había dicho que "vendía lapiceras", no que tenía "un negocio". -"Apenas saco para vivir"- había tenido que aclararle. Como siempre, salió por la tangente...

Cuando regresé al Pagola, me dí cuenta que habían entrado en mi habitación. Fui y se lo comuniqué a la ya Mayora Ferreira. Ni caso, como si le estuviera diciendo que en invierno hace frío. En realidad nunca servía de nada hablar con la Mayora, mujer de carácter nervioso y boca casi siempre hermética, mirada casi siempre reprobadora y actitud siempre "contenida".

1996 fue el comienzo de mi naufragio, como le dije a C. después.

En el Pagola comenzaron a perseguirme: me llamaban la atención por todo, me acusaban a mí de cosas que hacían las demás, me "toreaba" una...que bueno... (favorita de la Mayora), murmuraban constantemente de mí, -como que yo robaba- (y a la que robaban era a mí),no me dejaban dormir, entraban a mi abitación una vez sí y otra también.

Comencé a cambiar cerraduras. Era lo mismo.

Los problemas se fueron agravando de a poco. La estufa de la habitación comenzó a echar humo que dejó todo el techo negro. No había forma de que me la nivelaran. Cuando decían que lo habían hecho, me la encontraba peor. La Mayora Ferreira no se hacía "cargo" de nada.

Creo que fue ese mismo año que su hermano que trabajaba en el comedor que habían abierto en la planta baja al publico ¡con la puerta de calle abierta todo el tiempo! -a N2 un día le entraron en el baño mientras se estaba bañando y se le asomaron por encima de la mampara- murió.
Un hombre fuerte, joven, si mal no recuerdo tenía cuatro hijos, y que no sé por qué pensé que su muerte no había sido algo casual. Que habia comido algo que le había caído mal, decían. ¿Sabía algo y lo quiso denunciar?

Porque todo este asunto tiene el síndrome del "cornudo", todo el mundo lo sabe, menos el cornudo, y yo me lo había encontrado más de una vez tomando un café cerca de alli, y se me había quedado mirando como queriendo advertirme de algo.

En el trabajo me robaban la clientela. Llegué a recorrerme literalmente todo Buenos Aires y la provincia, buscando donde no se metieran en mi trabajo. Por supuesto, ningún efecto.

Aún así, un día que vendí muy bien (ya había entrado de lleno en "una de cal y una de arena" (una vez pasaban "ensuciandome" y la otra pasaban "limpiándome", que era cuando vendía muy bien) me compré el deseado teclado para mis prácticas de piano.

Pero las dificultades se fueron convirtiendo en, no sólo una rutina, sino en aumento.
Yo me refugiaba en mi música, mis estudios, mi inglés. La iglesia? No. Ahí también ya habían muchos problemas.

Un compañero de los cursos mucho menor que yo, de la edad de N2, comenzó a practicar el amiguismo conmigo. Lo llevamos así un tiempo hasta que yo ya empecé a "sentirlo" de otra manera y no había modo de cambiar eso orando, así que me fuí unos días a trabajar a Córdoba. Necesitaba alejarme de el. No era normal.

En Córdoba me hospedé en un hotel que tuve un "raro" suceso. Una mañana bajo al comedor y pillo infraganti a dos mujeres del hotel en el momento que están diciendo, textualmente -"qué hija de puta!!!"-. Cuando me vieron, pasaban del púrpura al blanco más puro. Yo, anonadada.


Cordoba
Más anonanada me quedé cuando una noche me llaman por teléfono y ¡era éste chico!. -"¿Cómo sabés dónde estoy. Quién te dió el número del hotel?"-le dije enfadada verdaderamente. Se lo tomó a broma. Misterio.

Estuve no recuerdo si una semana o diez días. Cuando volví ya comencé a tratarlo diferente. Entonces fue a querer seducir a N2. La agarré a N2 y la puse morada, que ni se le ocurriera... (N2 me lo agradecería un tiempo después por haberla salvado). Por fin un día le dije que si venía por lo que oía por ahí, que no volviera más ni me llamara más. Y así fue. No volví a atenderlo de ninguna manera.

N2 se había vuelto "tonta". Vivía provocándome; hacía todo y de manera que me molestara. En una ocasión estuvo golpeando ¡fuerte! la puerta de mi cuarto durante una hora porque yo no quería abrirle. En la casa, nadie le llamó la atención.

Llegaríamos en éste estado a 1997.



¿Por qué no me iba? ¿A dónde? No me olvidaba de lo vivido en España, y repetido a mi regreso a Bs.As. No, no tenía ganas de volver a lo anterior tampoco. Esperaría, que dios se encargaría de hacerme justicia y poner cada cosa en su lugar. ja, ja,ja.

En 1997 las cosas -en todo- pasaron a mayores. Ya no podía ni ir al baño sin que entraran al cuarto. Tenía que ir con el bolso y aún así me robaban (incluso hasta cubiertos de cocina o tazas) cualquier cosa como para que "supiera".

Fue a peor.
Después de estar tiempo y tiempo lavando todo con un producto, con otro, tuve que tirar ropa, la ropa de cama: alcolchado, sábanas, todo (volver a comprar y tener que volver a tirar).

Empecé con la comida: nada tenía el sabor ni la consistencia que tenía que tener: arroz, yerba, azúcar... Tenía que lavar la tetera a fondo cada vez que quería usarla. No dejaban nada sin "tocar". Practicamente todo se había vuelto inutilizable.

Todo estaba mal, incluso mi vida personal, íntima. Tenía deseos sexuales que no eran del todo naturales e incluso, hiciera lo que hiciera, no me saciaba...

En una ocasión me pasé cuatro noches y sus cuatro días sin dormir y yendo a trabajar cada uno de ellos. No definitivamente había algo que no era normal. Recién entonces pensé en elementos externos con los que pudieran también estar atacándome. Empecé a cuidarme más en lo que comía.

Ya ni me cocinaba.

Me sentí (estaba) enferma, así que me fui a hacer un examen -prueba cardíaca de esfuerzo-. Nunca supe el resultado real porque me habían cambiado a la Dra. por un médico que me maltrató y me dijo -"Usted no tiene naaada"- Por la doctora me había enterado que tengo el corazón más grande de lo normal y se lo había adjudicado a la anemia crónica que pillé con el tiempo.

También hice -mas bien, procuré- consultas por una "alergia": me picaba todo el cuerpo... (por lo que no consulté por por las tremendas hemorroides que de pronto me habían salido. En el lado posterior de la puerta de la habitación había puesto un espejo: allí me las miré un día...), (¡lo que me significaba salir a trabajar cada día con 40 grados de calor y en ese estado!); llegó a picar hasta el aire de la habitación, era irrespirable. Ya no sabía con qué limpiar. El suelo de la habitación quedó con la madera blanca de tanto fregarla. Supe que a N2 le pasaba lo mismo: estaba lavando toda su ropa y su cuarto con vinagre...


En todo ésto no sólo había elementos "espirituales" -ENERGÉTICOS, SE HOY- sino otras cosas, pero ¿qué?

Llegó el terror. No podía salir de la habitación. En la casa habían días en que no se escuchaba absolutamente nada, como si estuviera yo sola en mi cuarto, y otras que no se podía ni estar de las molestias que causaban exprofeso, y otras cosas.

Terminé durmiendo acurrucada en un ángulo de la pared, sobre el colchón, sentada y cubierta solo con el desabillé. Otras veces dormía en el suelo sobre cartones, orinando y más en un cubo en la misma habitación.
Ya como en el trabajo no me iba mejor, no tenía dinero para irme; ahora, ya no.

Había una mujer muy mayor en la habitación del 2º piso justo encima de la mía. Ella contribuía arrastrando los muebles toda la noche. Una vez dejé de oírla y le pregunté a la chica que siempre venía por este tiempo a hablar conmigo y que compartió esos terribles momentos conmigo. Me dijo que la había llevado a la clínica a internar, porque se había desmayado en su cuarto y les había costado sacarla porque se había encerrado y trabado la puerta porque "tenía la idea" de que le entraban en su cuarto.
Para ésto N2 ya no vivía en el Pagola. Se había ido
.

Con N2 las cosas se habían ido deteriorando también por las constantes provocaciones, burlas y otras cosas y un día me fui furiosa a su habitación y le dije de todo. La insulté como me vino y por un largísimo tiempo. (Luego también evaluaría que ese comportamiento no tenía que ver con nada...) Ella, sin decir nada sólo hacía caras para que me callara, en lo que creí entender que me estaban grabando. Poco me importó.

En otra ocasión una señora que venía a la casa me preguntó si yo sabía lo que estaban haciendo conmigo. ¡Me hacían tantas cosas! Así que le dije que qué quería que hiciera (-nunca des nada por sentado, más bien, tú nunca sabes nada, porque quizás es verdad, no sabes nada, siempre pregunta y deja que hablen-), y ella fue a hablar, con cara de "pero ésto es peligroso", pero se callo.

También me habían dicho de que me estaba siguiendo la policía, y yo contesté "y qué, no tengo nada que ocultar. Mejor, me están cuidando"- (MUY MAL HECHO!!! E IGNORANTE DE MI PARTE). Pero, pregunto hoy, hay manera de evitar algo así? Si la hay, yo no la conozco.

Aquel chico, D, finalmente se había casado. Me enteré porque me llamó por teléfono y cuando le pregunté por qué me llamaba, me dijo que se había casado y que quería presentarme a su esposa. Me hice más amiga de ella que de él. Me invitaban a donde vivían, a comer y a pasar la tarde; un hotel en donde ella era la encargada.

Cuando por fin decidí irme del Pagola, las autoridades había cambiado y habían hecho un enorme recambio de los que vivíamos ahí.

Y también habían vaciado la casa, las habitaciones. Ahí me enteré de que ésto pasaba cada cuatro años, cuando hacían cambio de las autoridades de la casa, y que lo hacían una camarilla que se había formado en la casa (residentes más antíguas) que se dedicaba a desvalijar las habitaciones.

En una oportunidad fui a salir y me veo un coche con cuatro individuos aparcados en doble fila media calle antes de llegar a la casa, miraban; uno se bajó y con una enorme cámara comenzó a hacer fotografías y a jaranearse con los otros. Bien vestidos, con abrigos llamados "sobretodos".

Volví a entrar y fui a hablar con la nueva encargada y a recriminarle si me estaban persiguiendo, haciéndome perseguir.
Ella estaba en cama porque en un asalto al autobús (colectivo) en el que ella viajaba, le habían disparado en una pierna. Yo le mencioné entonces que yo había estado orando por todas las injusticias y el daño que me etaban haciendo...

Ella me dijo que como a mi me gustaba tanto escribir, que escribiera, que escribiera lo que pasaba allí, lo que era esto. Entonces me dí también cuenta que me revisaban hasta los papeles y una especie de diario personal que yo llevaba. ¡¿Pero qué era ésto?!!!

Así que hablé con CyD y ellos me ayudaron en la mudanza hacia "su" hotel.

lunes, 15 de marzo de 2010

PAGOLA II

En el viaje a la casa de N2 se quiso ligar al chofer del taxi -"Ay, si no fueras tan jovencito y yo tan mayor ya..."- dijo cuando bajamos. -"Esta mujer es incorregible!"-, pensé.

Muy bien, instalada en su casa, bla, bla, bla. -"Mira, que estoy sin dinero y no vamos a tener qué comer, hija"- me suelta. Claro, yo pensando en mis cien dólares que había llevado para "mis vacaciones", cosa que ya se lo había comentado.

Al final, le doy setenta explicándole que por lo menos para mis gastos de bus, para salir y lo que fuera, me quedaba con treinta. Ya no fumaba, así que no necesitaba mucho más, hasta el veinticuatro de diciembre, que ella cobraba.
Vamos al Wom a hacer la compra. Teresa tiene por hábito llenar el freezer y la alacena hasta reventar. Congela cantidad de comida por meses. Y esta vez no fue diferente. Así que llegamos a la caja y todo sumaba exactos cien dólares. ¿Què iba a hacer yo? ¿Decirle que achicara hasta los setenta? Si ella sabía lo que correspondía hacer. Pero no, se me quedó mirando hasta que me preguntó si tenía encima los treinta. En definitiva, que me quedé sin nada y el resto de mis vacaciones, encerrada en su casa.

No recuerdo bien, pero creo que me quedé mas tiempo en Lima y pasamos esas fiestas de navidad y año nuevo juntas y si no recuerdo mal, su cumpleaños.

Sé que las navidades las pasamos en casa de su tía con todos sus hijos y su familia. Sí me devolvió el dinero. Pero mira qué cosa, yo compré unas flores amarillas para llevarle a la tía y ella se opuso porque las flores amarillas no son "buenas". Pero cuando íbamos en taxi, ya para la fiesta, paramos en un puesto de flores y le compró ella unas flores "amarillas". Me quedé de piedra. Esta familia es una maravilla. Todos.
Ahí probé el famoso pavo de navidad, con mango. No se puede creer.
También, como no, otro disgusto. Yo no bebía, así que eso llamó la atención. Y Teresita -métome en todo, como ella misma se denomina- tuvo que acotar -"Ah, no. No fuma, no bebe, no sale con hombres. Le han lavado la cabeza con esa religión de ella."- Sería posible! En Barcelona se había quejado de que -"Lo último que hace al acostarse, es prenderse un pitillo, y lo primero que hace al levantarse, es prenderse un pitillo. Fuma como un escuerzo."- Ahora, también le molestaba que ya no fumara ni nada. No hay cosa que le venga bien.

El hermano de N2 se casó por la noche por la iglesia católica. Por el día se hizo la fiesta en un salón en donde se comió el Ají de Gallina (entre otras cosas), y se bailó. Me quedé fascinada cómo bailan la salsa los peruanos. En especial el hermanito de N2 con su chica. Tan delgaditos los dos, tan plásticos...
Después de ésto, me parece que N2 se volvió antes, porque yo me quedaba.

Conocí a una prima mía.
Bs.As. El Pagola.
Alguna hermanita me comentó lo del Hogar Pagola, del Ejército de Salvación, de la calle Esparza y ahí fui.
Me pidieron un montón de requisitos y, entre ellos, una carta de recomendación del pastor de mi congregación. Y se la llevé, firmada por el pastor "Josue". ¿Por qué no la firmó el pastor Giménez o su esposa, la pastora Irma? No lo sé. Ellos eran a los que acudíamos todos: pastor Héctor Giménez y pastora Irma, así que yo en eso no era diferente.

Antes de salir a vender, busqué consejo yo respaldo en ellos; quería saber, que alguien me dijera "qué pasaba con mi vida", por qué nada funcionaba...
El pastor, aparte de enviarme a la pastora, me dijo algo que me hizo quedarme pensando de qué estaba hablando: que yo era "terrible".

Puedo ser muchas cosas, pero terrible, de ninguna manera... ¿Informaciones...?

La pastora hizo lo de siempre, me evitó hasta que me cansó.
Y no era por la carta que le había enviado desde Barcelona a la Iglesia advirtiendo sobre conductas que iban a traer mucho perjuicio, porque ésto lo había hecho siempre. Así que, ya lo digo, como siempre, pelota afuera, arréglate como puedas.

"Que dios te ayude, pero no cuentes conmigo".

Esa es otra cosa a destacar, incluso cuando estaba en Barcelona y comentaba las dificultades que tenía, Teresita -y no recuerdo si alguien más- me decía -"y la iglesia no te ayuda?"-, en tanto que la iglesia me decía -"y tu familia no te ayuda?"-

O sea, se pasaban la pelota de unos a otros. Pero ahora pienso, para joderme bien la vida, ahí sí que han estado...

Te digo una cosa: absolutamente NADIE sobrevive en esta jungla de cemento absolutamente SOLO. No estamos como Robinson Crusoe en una isla. Es un mundo predador (o depredador, como prefieras) y todos INTERRELACIONAMOS. Ya sean parientes, ya sean amigos, compañeros... alguien. No sobrevives si todos, dicen NO a todo.

Entro a vivir al hogar Pagola, no sin cosas por lo menos extrañas, desde el principio: la habitación que me asignaron llevaba el nº 7 cuando la ví. Cuando me mudé, se lo habán cambiado; era la nº1.
En mi primer día me crucé por los pasillos, saliendo del baño a una uniformada, miembro del ES, que estaba despotricando. Era su último día en la casa y me dijo: -"¡Ya vas a ver lo que es esto!, escapate lo más rápido que puedas! ¡Son lo peor de lo peor!

La habitación, que daba a un patiecito aire-luz del edificio, con una pequeña puerta para acceder, y una ventana, estaba equipado con una cama, un colchón, una "cómoda" y un ropero. Nada más. Entré pagando la mitad de lo que me salía una habitación compartida en una pensión, e iba a estar sola. No medía más de un metro y medio por dos y medio...?

Yo carecía de todo: ni tazas, ni platos, ni cubiertos, ni ropa de cama, ni almohada, nada, lo que se dice nada.

Por supuesto le solicité a la Capitana. Que no había nada, fue la respuesta.

Creo que fue una de las chicas que me facilitó una almohada, y algo de ropa de cama y algo para calentar agua y tomar un té.

Luego fuí a Marcela. Ella tenía muchas cosas mías y de mi hermana también. No hubo manera de que me diera nada, ni siquiera las cosa útiles para cocinar. Que Sergio había muerto, que ella estaba de luto y que estaba muy preocupada por lo que iba a ser de ella y que ahora no se podía ocupar de "mis problemas"...

Que alucinas? Sí, alucinas.

Poco a poco fui armando el cuarto y proveyéndome de todo lo que necesitaba. Pero fue muy poco a poco y mi mesita de noche mucho tiempo consistió en un cajón de manzanas. Más adelante una chica me pasó una normal y el cajón pasó a transformarse en dos, y pasaron a ser una biblioteca.

Colgué en la pared todas las fotos que tenía del matrimonio Ruiz, de San Ramón Nonato, de Barcelona... Tanto era el afecto que les había tenido. ¡Qué ingenua! Era tan ingenua, tan crédula, tan confiada, que los primeros tiempos dormía con la puerta de la habitación sin llave...!
¡Estaba en una casa para mujeres cristiana...!!! O no.

Mi vida se convirtió en trabajar -casi siempre desde las 11:00 hasta las 23:00 hora en la que solía ir por las factultades-, iglesia, casa.
Me inscribí para aprender a estudiar música -teclado- en la iglesia e inglés, además de hacer cursos bíblicos que daba la iglesia. ¡Linda sorpresa y patada en los tobillos recibí cuando luego de un exámen que hicimos en uno de esos cursos escuché al pastor Giménez predicar utilizando lo que yo había escrito! Con qué permiso? Me sentí estafada, robada. Eso era mío, de mi propio análisis, de mi propio esfuerzo personal...

Como me había vuelto colaboradora, me lo pasaba más tiempo en la iglesia que en cualquier otro lado. Si las cosas en el trabajo me iban
bien, me iba desde la tarde temprano hasta la noche, hora del cierre.

Las dificultades no tardaron en aparecer. Una noche vino la Capitana, literalmente, a torturarme a la habitación: "qué estaba haciendo", "que quiero ver el cuarto", "que quiero ver el patio", "porque claro, ahora estás bien, no Yanina?, ahora estás bien, m?, ahora si, no?", con una rabia, un odio y unas ganas de sacarme a patadas... A mí, lo único que se me dió fue por sentarme en la cama, taparme la cara con las manos y llorar, llorar y llorar... ¡Pero qué era todo ésto, qué pasaba?, en todos lados, no importa los quilómetros que hiciera, siempre estaba en lo mismo!!! ¡Qué desesperación!

La vulnerabilidad de ser MUJER SOLA, y en la pobreza, qué mejor que estar en una casa religiosa para mujeres para estar segura?
Si tienes, por ejemplo, dinero, haces lo que debes hacer en ese momento y te vas. Atada de pies y manos (como suelo decir yo ahora), a dónde vas a ir. Y, no lo veníamos intentando por años ya?, de un país a otro, y de un sitio para otro? A dónde iba a ir, y con qué? Y por qué lo iba a hacer, si mi conducta era irreprochable.
Eso era "estar bien"? Vivir en un cuarto donde ni siquiera puedes recibir visitas, donde tienes por mesita de luz un cajón de manzanas. Pero quién se cree ésta gente que es uno?

Luego cambiaría de actitud: una de cal y una de arena, conducta que emplearían los que me rodearon hasta el 2001 especialmente, y hasta hoy, particularmente.


Hubo un tiempo, quizas en el 1995, que llegué a estar "bien". No me faltaba el dinero (lo justo), buena relación en la casa y el servicio en la iglesia, tenía mi cuarto hecho una maravilla: el suelo encerado, cortinas, lustraba los muebles, tenía toda la ropa limpia, perfumada y planchada y me había hecho un hermoso jardín en el patio en donde en una enorme caja de telgopor de unos televisores bien grandes había plantado un ficus, un gomero y lazos de amor y lengua de gato (como los lazos de amor pero todos verde oscuro.

Me había incripto en El Conservatorio Municipal de Música Manuel de Falla de BsAs. para estudiar piano y canto.
Conocí a quien fuera amiga por dos años, N2, y a N, que se fue a Texas a vivir y estudiar medicina. Con N teníamos una relación fuera de serie. Sin hablarnos, nos complementábamos tanto que si yo compraba tres elementos para preparar una sopa, ella se aparecía con los tres que faltaban para ¡preparar una sopa! Era de no creer.
¡Cuánto le agradezco hoy todavía su amistad! ¡Y cuánto recuerdo su llamada desde Texas para saludarme y darme ánimos cuando más lo necesitaba porque ya habían comenzado los problemas graves allí también, como si lo supiera! ¡Cuánto te extrañé, N! Y no te he olvidado nunca...

Incluso hasta hubo una època, pero ésto creo que fue por 1994, que me ofrecieron pertenecer al Ejército de Salvación. Pero yo era pentecostal y de la iglesia de Ondas de Amor y Paz! ¡Y menos mal que no lo hice!

En 1996 mi amiga N2 me invita a viajar con ella al Perú, al casamiento de su hermano que yo había conocido en Bs.As., pobrecito, porque la policía se había ensañado con el y cada dos por tres lo detenían en el trayecto de tres calles que hacía de su trabajo al lugar en donde vivía, y nosotras íbamos a verlo y a llevarle de comer y cigarrillos, y el quería que yo estuviera también. Este chico, finalmente se había marchado de Bs.As. y había conseguido llegar a Roma donde estaba su prometida. (Luego de tres intentos en donde lo mandaban de vuelta, por fin lo consiguió como polizón en un barco). Ahora los dos iban a Lima a casarse. Yo saltaba en una pata, por el y su chica y ¡porque iba a conocer Lima, de donde era mi madre (por entonces así la llamaba) y mi familia materna!

Poco me duró la alegría porque N2 se echó para atrás. Que si el vuelo era muy caro, que no quería ir en bus (para que fuéramos las dos), y así nos lo pasamos peleándonos no sé cuánto tiempo

Para ésto, mi relación con N2 era como el de una hija; en éste caso, espiritual, o sea, que le jodí la vida llevándola a la iglesia y se había vuelto creyente.
Al final, sin convercerla, la convencí y fue mi primer viaje a Lima por tierra desde Bs.As.

Cuando ya estaba instalada en el Pagola había visto una dirección de Lima que me había dado Teresa en Barcelona, de una tía suya, por si algún día pasaba cualquier cosa, y que podía contar con ella.
Sé que les escribí y que ellos me contestaron. No sé si fue por saber de Teresa, ya no me acuerdo. Pero me suena que sí, que Teresa también me había escrito al Pagola...
De quién sí había recibido carta en el Pagola era de mi hermana. Ella sabía, por un hecho muy curioso que había acontecido, creo que en 1994. Un dia cuando yo iba saliendo por uno de los pasillos de la iglesia-cine-teatro -muy grande, como para dos mil personas- Ondas de Amor y Paz, me la veo entrando por la mitad del pasillo del medio. No sé dónde estará registrada la alegría que me dió verla. Estaba preciosa, delgadíta, con una falda roja mini, una blusa blanca y tacones; y con ese pelo negro que tanto la caracteriza.
Por supuesto, y por lo que fuere, lo alegre duró sólo un momento. Quizas ninguna de las dos estaba para festejar nada. De todos modos pasamos algún tiempo de share estuvo en el Pagola y había tomado la dirección. Me envió todas las cartas y tarjetas sin remitente siempre.
Una de esas veces recibí una en la que me trataba de TODO. De ella esas reacciones yo las comprendía más porque, decía yo, "se hace echar las cartas" y a lo mejor le decían cosas de mí que, por supuesto, no eran ciertas, porque de lo contrario si no esa carta no tenía razón de ser.

Lo que sí, es que en las cartas siempre una me hablaba de la otra, Teresa quejándose de mi hermana y mi hermana de Teresa, y sin embargo, yo sabía que se avenían mejor que yo con cualquiera de las dos.

Una cosa que me impresionaba era el que se culpara a Teresa del suicidio, en Barcelona, de "Teresita", nuestra hermana mayor que no conocimos, hija de un señor anterior a mi papá, del Perú. Cierto es que las versiones por parte de su madre de ese suicidio siempre fueron varias, nunca un mismo relato.

El viaje a Lima fue algo descomunal por las carreteras por donde va el autobús.
Hay una ruta en particular que te corta el aliento porque bordea, sin valla, ni arcen, lo que fuera antiquísimamente, el lecho de un río... y por donde se despeñan las piedritas que la carretera apenas tiene a los costados... y coches, y camiones, y autobuses. Y ahí se quedan. Por lo tanto, cuando lo var recorriendo, no sólo ves el precipicio, sino las piedritas que caen a tu paso, y los que en su hora no llegaron a destino. (O se encontraron con el).

Por lo demás, no fue nada entretenido porque N2 fue a sentarse con el conductor y viajó todo el tiempo allí.

Ya en Lima, que me gustó muchísimo, conocí al resto de la familia de N2 -numerosa, por cierto-, y, al conocer sus costumbres me dí cuenta de cómo nos equivocamos tantas veces por ignorancia. Comprendí, por ejemplo, por qué N2 se había sentado al lado del conductor de un taxi en Bs.As. y me lo había venido a contar porque el chofer le había faltado el respeto, queriendo incluso tocarla; le había puesto una mano en la pierna. Yo entonces, le dije ¡cómo se le ocurría sentarse adelante! Que seguro que la iban a tomar por otra cosa...

En Lima lo usual es que si vas solo o acompañado, lo primero que se ocupa es el lugar del acompañante del que conduce; lo notable es que N2 ésto no me lo había explicado nunca.

Conocí a la novia del novio, pero en su hermano algo había cambiado. El cariño profesado se había convertido en actitudes sospechosas y en cruces de miradas entre ellos.

Conocí a su hermanita más pequeña, no sé si tenía 17 o 18 años. Una joven recatada como yo jamás había conocido y pudorosa hasta el punto de que en la playa se metía en el agua, tal estaba en la arena: con short y camiseta... ¿y qué era lo que N2 me había dicho en tiempo atras de que su hermana había hecho películas X? ¡¿Cómo podía N2 decir algo así de una chicha como "A"?! Me empecé a preocupar por qué clase de chica era N2; entre el problema con el viaje, las "sospechas" que se movían en el ambiente conmigo en su casa y con ella ¿por ella? y ver ahora ésto de su hermana, era para ya comenzar a considerar la relación.

A "A" también terminamos entonces llevándola al evangelio y se hizo creyente.

Su mamá, una trabajadora de cabo a rabo. Ahí, en esa casa, conocí los mejores desayunos nunca vistos: cinco clases de quesos distintos, uno más delicioso que otro, pescado (fresco, porque su mamá se dedicaba a la compra venta) frito, zumos naturales de frutas -papaya, preferentemente, u otro, si querías-, café, leche y ya no sé qué más. La comida casera peruana, para mí, es una de las mejores -la típica-: arroz con pollo, con carne con unos condimentos autóctonos de la tierra, como el culantro; el famoso cebiche con "cancha" (un maíz de grano gordo tostado) en la salsa... Así comía(mos) en la casa de N2.

Estaban construyendo en una colina. Una casa grande, cómoda, para todos ellos. Todo estaba en obras. No tenían -por la zona- agua potable, así que compraban unos enormes tanques azules. La cerveza es más fácil de adquirir que el agua.

Y esa tan clásica costumbre de tener la música y el televisor puesto. El bullicio. Todos colaborando en todo, tanto para preparar el desayuno, como la comida, o asear la casa. Sin conflictos, sin haraganerías, sin perezas, sin protesta ninguna. A mí no me dejaban que hiciera nada. Era la invitada.

Fue la mamá la encargada de preparar TODA la comida para el casamiento y los invitados, más de cincuenta: Ají de Gallina.
Con ellos conocí los "picarones", una especie de churros hechos con crema de zapallo amarillo. ¡Son deliciosísimos! También los preparaban en la casa, auque se vendía en puestos por la calle, así como la fruta: papayas, aguacates, mangos, que te los cortaban por la mitad y te los ibas comiendo.


Un día, en que el ambiente se había puesto un tanto espeso, decido ir a Miraflores a ver a aquella tía de quien tenía la dirección. N2 nunca había querido acompañarme, así que decidí ir sola. Ya cuando iba bajando la calle, tuve una rara sensación que me dió un poco de miedo, así que volví y le dije al novio que por favor me acompañara. Me acompañó sin ningún problema hasta que subí al bus. En Lima la música sonaba en todos lados y en el bus no era diferente. En realidad N2 resultó ser una buena anfitriona y buena cicerone. Lástima que siempre tenía eso de estar escondiendo algo, de estar guardándose algo. Y aquello de su hermanita...

Cuando llegué a la casa de la tía, una casa preciosísima, de esas adosadas, en donde las casas formaban un cemicírculo en forma de U cerradas por una verja, tuve que llamar desde la verja. Cuando llegué la puerta de la casa ya estaba abierta esperándome, así que cuando me asomé antes de entrar, la ví casi al momento: una señora alta, mayor, muy presentable...y Teresa...
Mi sorpresa y mi alegría fueron mayúsculas. En cambio para Teresa fue "casi" sorpresa pero de alegría, nada. Palideció, bajó la cabeza y se puso más rígida todavía cuando la abracé y la besé.
Tía, vaya a saber por qué, la miraba a ella -¿diría algo así como "viste, tú que decías...?"- y me recibía con auténtico placer de conocerme. Hoy la recuerdo como una gran mujer. No sé si vivirá todavía.
Teresa es una experta en practicamente todo, y en sobreponerse a los malos transes, y ahora no iba a ser diferente
. Así que ni lenta ni perezosa, como no, -"¡Te vienes a mi casa!, ¡cómo vas a estar en casa ajena aunque sea tu amiga, teniendo a tu madre!" En algún momento, taxi a la casa de N2 -"¡Haaa! ¡Pero si vive en los suburbios, es de la plebe!"-,-" y sin embargo tienen muuucho más que yo, que "no soy de la plebe", pensé para mis adentros. (¿O sí?).