Nos enseñan a llamarlo conquista cuando de lo que realmente se trata es de invasión, exterminio y espolio. El Dominio siempre apela a las definiciones políticamente correctas para, casi siempre, disfrazar la realidad.
El objetivo final (o primordial) de toda "conquista" ha sido prácticamente siempre el mismo: el oro. Pueblos, culturas y civilizaciones completas arrasadas por conquistadores de "otro oro" cuando el propio, muchas veces producto de otras conquistas y arrasamientos, se ha agotado.
Hoy los imperios conquistadores van incluso más allá; están en manos de cuatro inmorales, que no amorales, y el objetivo oro se ha convertido en amontonar y amontonar. Cuanto más amontona, más dominio. El nombre actual de los conquistadores es Mercado . Cuanto más globalizado, más Dominio.
El Mercado no tiene fronteras, ni reglamentos ni obedece leyes. De hecho las leyes muchas veces se acomodan a el. Y esto es lo que se ha conseguido en estos siglos de avance mercantil, industrial y tecnológico. Que si bien una gran parte de la sociedad puede que se halla beneficiado, a grandes rasgos prodríamos decir que el coste real ha sido el aumento de la inseguridad socio-económica de pueblos y comunidades enteras, expuestas a soportar guerras provenientes de meros intereses foráneos, miserias y atraso e inmigración; grandes masas migratorias recorriendo el mundo en busca de un lugar dentro de la sociedad, habiéndolo dejado -y muchas veces perdido- todo, y en gran parte por haber sido, primero, saqueado en su propio lugar, del derecho a ser, a estar; a permanecer.
Como resultado final, en un enorme porcentaje, se termina convirtiendo en un apátrida, deambulante buscador de quimeras, de historia y pasado perdidos.
"Ni de aquí ni de allá" se oye decir a muchos inmigrados. Y eso con suerte, porque quiere decir que donde están se han medianamente integrado. Pero otros, ni eso.
Y una vez más, en sus países, en sus casas, otro se lleva el oro...
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