sábado, 10 de julio de 2010

Y SI, VIVIMOS DECIDIENDO


¿Resulta muy desacabellado andar todas las horas del día junto y terminar relacionándote íntimamente con alguien con quien te llevas tan armoniosamente bien?
Primero vino la clásica petición del beso, como es normal, y la negativa, por lógica. No estaba en mis planes (como es mi costumbre) ni en mis cálculos esta posibilidad, pero siguieron pasando los días y vino, como no, el planteo interior, interno: ¿y por qué no?. Después de todo me han vencido de todas todas: difamada a más no poder (o eso creía entonces), padeciendo todo tipo de atropellos, falta de respeto aún por jovenzuelos ahí mismo, como fue con uno que yo hablando con uno de los auxiliares, se me había colocado detrás haciendo gestos obcenos, burlándose de mí. Torturada, ignorada, tratada como un paquete, con el derecho y la dignidad pisoteados, asesinados impunemente, violada energéticamente sin ningún tipo de miramiento ni pudor ni verguenza, satanizada; aún en ese mismo lugar maltratada y vejada constantemente... Había peleado con uñas y dientes, tratando de llevarlos a la razón, usando el diálogo, el entendimiento, pasando por el énfasis, el enfado; había empleado todos los recursos y obteniendo de todas manera y en todos lados el mismo resultado: no les interesaba saber, no querían ni saber ni escuchar, no les interesaba la verdad: sencillamente se habían decidido asesinarme en vida.

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