martes, 13 de julio de 2010

RESISTIR


Como por ese entonces estaba sin el pasaporte por haber sufrido la segunda sustracción cuando me robaron el bolso con todo lo que tenía de valor por entonces, ya que lo llevava conmigo por ser mas seguro, (anteriormente me habían robado los dos moviles que había comprado en la época de "trabajadora doméstica", perdiendo, por supuesto, todos los números de las gentes que hasta ese momento había conocido) fuimos con la trabajadora social a hacer los trámites. ¡Qué impotencia, qué indignación, ver cómo en el trayecto, por la calle, ella se "prendía" en el mismo acoso social del que era objeto! ¡Qué descaro, qué impunidad, qué perversión!

Enpecé a desesperarme por salir de ahí adentro. La Dra. se había marchado de vacaciones y comencé a dar vueltas buscando cómo marcharme. El tema, ahora, era que no podían dejarme ir porque no tenían a donde hubicarme y ¡no iban a volver a dejarme que fuera a la "vía públia"! Malditos, habían consentido en mi asesinato y me venían con ese cuento.

Obviamente no tenía otra salida. Fui a hablar con alguien a quien había evitado a toda costa molestar por ese tema, nada más que por no complicarle la vida. Por supuesto sin mucho agrado (las manipulaciones y las mentiras vertidas sobre y acerca de mí habían ya dado sus frutos) me dijo que si. Al poco tiempo, con dolor por dejar a este chico, luego de hablar con el que creo era el Director del Centro, me marché.

Era por el mes de julio de 2002.

No hay comentarios: