miércoles, 27 de abril de 2011

VOLVER - VOLVER

PRO ASOCIACION CONTRA LA APROPIACIÓN INDEBIDA DE VIDAS HUMANAS


Bien, ya habías tenido indicios suficientes adentro del nosocomio como para perder toda esperanza de que las cosas fueran a cambiar. Así que saliste a la calle absolutamente convencida de que todo estaría igual que cuando te secuestraron y, la verdad, mucho no te importaba. Solo querías salir, salir de ahí adentro, pretender que el afuera significaba libertad, condición bien pocas veces apreciada en su justa medida.


Efectivamente, el afuera, el adentro, era todo igual: clones que cambiaban de aspecto exterior, pero que se movían todos iguales, con las mismas miradas, los mismos gestos, las mismas conversaciones direccionadas; las mismas falsas acusaciones que no lo eran solamente por lo que tanto me daba vueltas en la cabeza, sino en el verdadero motivo del asedio, del ensañamiento. Siempre estás queriendo creer, creer que “la gente” no juzga equivocadamente sino a no ser cuando está manejada, manipulada, con la esponja primeramente vaciada y luego vuelta a llenar con lo que en ese momento y para ese fin, conviene. Pero, ¿qué era finalmente lo que se rumoreaba para tanto odio? ¿Qué habían hecho conmigo…? ¿Tenía alguna lógica que fuera para defender, solo para defender a una mujer perteneciente a una organización religiosa? No tenía sentido.

En ese momento de mentida libertad, no lo quería pensar, solo experimentaba la borrachera que me significaba la “medicación”, estaba en babia, atontada. Ya no balbuceaba, pero todavía hablaba lento, muy lento, igual que lentos eran mi caminar y mis movimientos. Me era totalmente imposible hacerlo de otra manera. Y eso sí, eso sí me lo preguntaba ¿por qué?, por qué a una mujer totalmente pacífica la habían reducido a una gelatina?

Y una vez más ¿qué habían hecho conmigo, con la historia de mi pasado? No lo sabía. Sabía que nada tenía que ver con el hecho de que si eras o habías sido puta, o porno. Las putas y las porno están muy bien atendidas la mayoría de las veces, se las invita a la televisión, se les hace reportajes y hasta se las “quiere”. No, esto tenía que ver con algo más, pero qué…?

Como ya dije, este hospital se encuentra a dos calles de donde en ese momento se domiciliaba M.T. del Campo Molina Vda. De Forns. Y, desde la Rambla Gaudí, se ve el edificio, o sea, lo que era su ventana balcón.

No fue al principio que se me cruzó por la cabeza, sino en alguna de mis otras salidas.

Tengo el enorme defecto de olvidarme de las ofensas que me hacen (o lo tenía?), y francamente cuando miraba en dirección a su casa las veces que salía, no lo hacía pensando mal ni con malos recuerdos, ni con rencor, sino solamente, -“¿y si fuera a saludarla?”-

Para cualquier tipo de colaboración: CatalunyaCaixa, Cta. Cte. nº 20130050880201532512

No hay comentarios: