lunes, 22 de marzo de 2010

BARCELONA TERCERA VEZ

El 19 de marzo de 1999 comenzaba a trabajar en una de las mejores y más tradicionales familias de Barcelona. La calle, Ríos Rosas. Teresa, con todas las relaciones que decía tener (y que tenía) y siendo, cono decía ella, amiga del conde de Godó, jamás había movido un dedo para que uno consiguiera un trabajo mas o menos digno, (ni indigno). Nada. Eso sí, para hablar mal de nosotras no le faltaba tiempo. A los primeros días de haber conseguido su vivienda, fuimos a ver a un matrimonio, muebleros, cerca de la casa. La señora nos invitó un día a comer y fuimos a la esquina de donde ya vivíamos. Se armó un escándalo descomunal porque le dijo, adelante mío, que mi hermana estaba ejerciendo la prostitución por el Paralelo. (Qué mañía de hacernos putas a toda costa que tenía! Cuando arremetía contra mi padre y la educación que nos había dado, siempre y siempre era la misma respuesta de mi parte: -"Al menos no hemos sido putas, ni alcohólicas, ni drogadictas. No lo hizo tan mal). Le monté un escándalo que hasta los dueños tuvieron casi que intervenir. -"Y tú lo dices? ¿Por qué tienes que estar siempre calumniándonos?, ¿tú la viste?"- le gritaba. -"Es que a mí me contaron..."-, se justificaba. -"Ahhh, claaaro, y tú tienes que ir desparramándolo por donde quieras que vas...!!! Y tú? Qué tienes que decir tú, que te quedaste con un millón de pesetas de tu lugar de trabajo; que hasta falsificaste tus documentos para jubilarte un año antes. ¿Por qué no hablas de eso, por qué no hablas de tus propias cosas en ves de siempre estar hablando de los demás? Y si no fuera cierto? Mi hermana está casada y jámás en la vida se dedicó a la prostitución. Nos degradas y nos ensucias como te da la gana".- Lo increíble es que los terceros siempre le daban la razón a ella. ¡Es que maneja las energías como nadie! Nunca te miraba a tí cuando discutíamos, siempre se quedaba mirando fijo al que escuchaba. ¡Y cómo usa las manos! Es una crupier del manejo energético, direccionando las energías como le da la gana. Hay que admitir que no en vano estudió tantos años lo mejor del ocultismo. Encima la enseñanza y doctrina del clero, está completa.

Pero, este trabajo lo conocí por una amiga -ex amiga, según decían las dos- porque ella, María José, era la que estaba trabajando en esa casa y lo iba a dejar porque buscaban una que estuviera de día y de noche, y ella no quería.

Mientras ella hablaba por teléfono, delante mío, de ésto, yo, que estaba planchando delante de ella en su casa, no paraba de fastidiarla que yo iba, que yo iba, que yo iba. Y yo fui.

Con María José también terminamos muy mal. Yo le había limpiado muchas veces la casa y ella me dejaba algún dinero. Me llevaba a sus trabajos con ella para que la ayudara y me dejaba dinero. Me llevaba cuando ella iba, al bingo. Yo, que no juego, jugaba con su dinero -me insistía-. Me invitaba a cenar en el bingo y a comer a veces antes o despuès de trabajar. Yo también la acompañaba a hacerse los tratamientos a la mutua de salud. Siempre íbamos en su coche.

Cuando empecé a trabajar en Rios Rosas, sí teníamos problemas, por cuestiones más éticas, que otra cosa. No me gustaba a mí lo que ella hacía con ciertas cosas y se lo reprochaba. Pero no nos peleamos por eso. Ni siquiera nos peleamos por que yo un día fui a lo de Teresa (sobre todo hasta que le pagara lo de la chica) y puso el contestador cuando volvimos de comer y la escucho a María José preguntándole si yo había ido para allí porque en el trabajo no estaba (era mi día libre) y no sabía dónde podía estar. A ver si ella sabía o averiguaba. ¡Me estaban controlando!. ¡Y la cara de Teresa! ¡Qué gozo, qué satisfacción! Se hizo la burra olímpica, como que la cosa no iba con ella, como que no pasaba nada extraordinario, pero sabía que yo me había quedado helada. Pero como, ¿no era que no se hablaban, no era que una hablaba de la otra a ver quien peor?

María José me había regalado un montón de cosas: camisas, blusas, un radio despertador telefónico... Y Teresa, cuando me vio con la camisa puesta me miró desde su poltrona-trono (su cama) y me dijo, frunciendo el morro: -"Eso no se lo da ni a su hija".- O sea, que la camisa era una porquería. Pero a mí me gustaba.

No, ni siquiera por eso nos peleamos con María José. Ni cuando dejó de trabajar en Ríos Rosas, que fue por una discusión que tuvimos y decidió irse ella -o me iba yo-. En ese momento quise devolverle las cosas que me había dado, y no, no me las aceptó. Le dije que sabía que iba a venir luego a reclamármelas así que mejor se las llevaba ahora. Que no. Tampoco ya me callaba más sobre lo que era Teresa para mí. Ya le había dicho yo a ella que Teresa iba a ser motivo para que ella y yo termináramos peleándonos. En la casa también hablamos del tema.

En realidad, no sé por qué nos peleamos con MJ. Me llamó un día para decirme de todo. Que la había estafado, que le dejaba la casa (su casa, cuando yo había ido antes, y que siempre me había elogiado por como se la dejaba) un asco; con toda la tierra que el perro sacaba de las macetas desparramada por el salón y que encima había tenido la cara de cobrarle. Que preparara todas sus cosas, las que me había dado que venía a buscarlas. Y vino. Se las entregué en la puerta. Subiendo al coche ¡con una ira!, me dice:-"Te la jugaste conmigo, prepárate porque conmigo te la jugaste!"- Desde la puerta le contesté -"Cuando tengas tiempo y ganas vienes y me dices qué fue lo que yo te hice, si te parece."-. -"Que no tienes verguenza!"- me contesta. -"La que no tienes verguenza eres tú que teniendo casa propia, le cobras alquiler a tu hermana para tenerla, sabiendo que no tiene trabajo."- le contesté yo. Me molestó mucho pelearme con MJ. Después de todo se había portado conmigo muy bien, y yo estaba ahí gracias a ella. Pero Teresa, la "métome en todo", como se autodenomina ella, tal como yo se lo había advertido, echó a perder la relación. Así lo creí entonces.

Efectivamente, en junio dejé de ver a Teresa. Ya había terminado de pagar el viaje. Y empezaron los problemas en mi trabajo. Yo nunca había dado la dirección a Teresa ni el teléfono de esa familia. Tampoco le había dicho dónde trabajaba. Sólo que en una casa. Pero ella lo tenía. Un día me llamó. Le dije que allí no me llamara. MJ había dicho que ella tampoco le había dado nada, peeero...

Yo sé lo que dice Teresa de esa época. Que me compró un traje de cien dólares...
Lo que no dice es las que me hizo pasar en esos tres meses que pasaron hasta que alquiló la casa y llegaron "sus" muebles (venían por barco).
Ella había decidido que yo ya no estuviera en la casa cuando llegaran sus muebles.
Lo que no dice es que estuve tres meses con la misma ropa puesta, la que había traído de Lima (mi ropa venía en el barco). No dice que para ésto ella -que tiene un ropero de pared a pared lleno de ropa a reventar- se fue a una boutique y se compró dos faldas, dos blusas, dos sweaters y fulares. No dice que el traje que me compró hubo que esperarlo como un ´mes por las reformas que necesitaba, y nunca quedó bien y que lo hizo porque le daba verguenza ir por ahí conmigo con esa falda gris y el sweater negro que yo llevaba. ¿Por qué no me dió para ir al mercadillo, más barato, a mi gusto y más por el mismo precio de cien dólares, como ella dice?. Ah!, no!, porque ella no compra en mercadillos.
No dice que le limpié todo el piso recién alquilado, con ventanales y marcos incluídos y que no sólo no me soltó un real, sino que había que rogarle para que te diera quinientas pesetas para los cigarrillos. Porque, nunca entendí la lógica, prefería pagar a una de afuera aque le viniera a limpiar "porque tú eres mi hija" ¿?. Limpia porque te corresponde porque vives aquí, pero de pagarte, nada. Si no, págame un alquiler. No hay lógicas que no estiendo.
No dice que compró un juego completo de dormitorio engañando a la gente (como en Lima) que era para mí, en tanto a mí me decía -"Porque tú te irás. Este es para alquilar la habitación".-
Lo que no contó es que un día vengo con 3000 pesetas de una horas que había trabajado -mi primer trabajo, en realidad, y que me duró un día, (el segundo día, cuando fuí, ya no me necesitaban) - limpiando unos ventanales en un apartamento cerca de allí y me las pide porque no tiene dinero. Le dejo 2500. Salgo y cuando vengo a la noche la encuentro como siempre en la poltrona-trono, y a los pies un fular con el precio a la vista y todo y que contoda saña me dice -porque yo ni cuenta me había dado- -"¿Te gusta lo que me compré?"- Lo miré y le dije que sí. Y ví el precio: 2500 pesetas. En eso se había gastado mis casi cuatro horas de trabajo.

Recién ahora pienso si no hacía todo para que me fuera.

Pero fue ese el año en que decidí no callarme más sobre cómo era y había sido esta mujer conmigo y con nosotros. Había decidido dejar de justificarla, como había hecho hasta ahora. Frente a los demás y en mi corazón.

Como dije, en mi trabajo hablé de ella y de los problemas que me ocasionaba. Que lo que había pasado con MJ era `por ella. MJ cumplió. Llamó a la casa para hablar pestes de mí. Pero los de la casa estaban advertidos de que ésto podía llegar a pasar. En realidad fue un anónimo. Supusimos que sería ella. ¿O había sido Teresa, pienso ahora?
Y aún a ella misma le dije en una fortísima discusión que tuvimos -hoy no recuerdo `por qué yo estaba ahí, en su casa- que ella sí, había sido la causante de la muerte de Teresita, que había venido a nosotros nada más que para quedarse con nuetra herencia, que ella era la culpable de lo que le kpasara a mi hermano, que se lo había mandado a "liquidar" (porque ella decía que ella nunca había ido a buscarnos, expepto la primera vez).

Sí, me había regalado sortijas, una en Lima, que tuve que vender para tener enfectivo, y otra aquí, que le devolví. Hoy me pregunto cuánto me habrán costado en realidad

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