martes, 18 de mayo de 2010

SIENDO DE AFUERA


TRANSICIÓN.
Mi tesis estaba corroborada.
¿Cómo se llega treinta y cinco años después de la llegada de la "democracia", y siendo de afuera a deducir qué fue lo que realmente pasó en España? Yo no lo estudié, la gente se niega a hablarlo y no tenía ni idea de que hubieran informaciones al respecto. ¿Cómo llegué? Observando. Porque el nazismo sí es una ideología, pero una ideología emplea métodos, y cuando estos métodos se conocen -aunque no sea en su plenitud-, y luego se observan utilizados, actuados, llega la definición...

Lo peor es que entonces infieres que esos 30/35 años de transición democrática no han servido, según se vea, casi para nada. Porque no es una nimiedad que los métodos se empleen contra tres, dos o un miembro de la sociedad, sino que constituye un síntoma de que los fundamentos aún están en pie; y siempre se empieza por uno.

Durante todos estos años de democracia no se han disuelto, ni retirado, ni marchado, ni han desistido, sino que se han ido realimentando, agazapandos en las sombras, ocupando escalas dentro de la sociedad democrática hasta llegar a altos cargos dentro del poder político-económico-y siempre religioso-, esperando el momento de asomar la cabeza y sacar las garras. Ahora es cuando parece que el momento les ha llegado.

España, ya sabes quién manda.

Los pactos de Estado siempre tienen que existir si quiere sobrevivir: todo es un intercambio (una explotación, en algunos casos), incluso (o más) con el Estado Vaticano, pero los pactos que te cuestan el propio Estado, habría que pensarselos mejor.

Y en esos métodos estamos; y al Sr. Juez Baltazar Garzón faltaría que lo enviaran al psiquiátrico (o al psiquiatra) porque padece de "paranoia".

Y es una pena el Juez Garzón, entre otras cosas, porque sienta precedente y algo así como "un castigo ejemplar", o sea, "MIRA", es uno de los mensajes, por si hubiera alguien que quisiera imitarlo en el ir hasta el fondo de "los intocables".

Hemos retrocedido y seguimos yendo hacia atrás. Y España es una pena porque siendo "cabeza de familia" de comunidaes internacionales, nos deja sin esperanza, nos arrastra a la resignación del "sin remedio" y a la desolación del "no hay salida"

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