jueves, 20 de mayo de 2010

UNA VUELTA DE ROSCA MÁS

Demás está decir que en el S.O.J. de la calle Valencia monté una buena. ¿Cómo se les ocurría, viendo lo que estaba queriendo denunciar, lo que ya había denunciado, lo que incluso ellos mismos estaban haciendo, querer detenerme y sin explicar los motivo, los cargos y encima, en blanco?! Era exasperante!
En ese momento una guardia jurado (una guardia de seguridad de empresa privada) se acercó muy buenamente a explicarme que un juez estaba muy interesado por las denuncias que había puesto y por lo que me estaba pasando, que quería hablar conmigo, que por favor la acompañara...

Llegamos al juzgado ubicado en unos pisos superiores en el mismo edificio, por ascensor. Luego de tenerme esperando un buen rato, se me hizo pasar. Un hombre joven, el juez, y una señora bajita, una psicóloga. Todos los del juzgados muy atentos, muy amables.

 Durante el "interrogatorio" no llegué a hablar ni diez minutos. Comencé a explicar los sucesos que motivaron mis denuncias -no sé si fueron en realidad, dos-, la persecución y el acoso del que era objeto, el hecho de que me hubieran "colgado" pornográficamente en Internet, y entonces el juez me preguntó si era "un complot", a lo que yo le contesto, pensando, que al ver lo perverso de la actitud de las masas insultando, difamando y acosando con "satanás" incluso los genitales, haber visto como ni siquiera se tomaba conciencia racional de verle a uno en esa miserable condición, ver cómo durmiendo en un parque adentro de cajas, ser despertada por la mañana por uno de civil que decía ser policía (y al asomarme ver cómo se tocaba los genitales), habiendo empezado a descuidarme, adrede, en mi aseo y aspecto parsonal, y no obtener ningún buen resultado; pensando en las hidden por más de 10 años entonces, y los montajes pornográficos, mi recorrido por los países mencionados anteriormente con el mismo resultado y mi situación en ese momento, le contesté: "crimen organizado".

 El "Ilustrísimo" juez saltó en su silla como si hubiera dicho "bingo, lotería", anotó algo en su computer portátil y me despachó a esperar afuera. La psicóloga me acompañó a la salita contígua y me dijo, cabeceando hacia el juez, "lástima, me hubiera gustado escucharla un poco más...Pero no se preocupe que aquí estamos para ayudarla..."

Por experiencia, sé que cuando no te dejan hablar, es que las cosas están muy mal. Te están poniendo una mordaza; no quieren saber...(Así fue en Derechos Humanos inclusive, en las Asociación de Feministas,  y en cada sitio en donde fui a buscar ayuda -todos-; "al enemigo nunca se le va de frente", me diría una vez un sacerdote católico, y "al enemigo, puente de plata", diría Teresa).

Y no me equivoqué. El objetivo era pararme los pies, sacarme de enmedio.

Como veinte minutos después aparecieron los paramédicos; en unos diez minutos más, entre desechos de promesas de que me querían y me iban a ayudar, estaba en una ambulancia rumbo a un hospital que no recuerdo cual fue.

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