jueves, 28 de abril de 2011

EL QUERER SABER TE MANTIENE EN LA CORDURA?

PRO ASOCIACION CONTRA LA APROPIACIÓN INDEBIDA DE VIDAS HUMANAS



Cómo haces para cargar sobre tus espaldas, sobre tu emocional, sobre tu psiquis con tanta, tanta basura sin perder la razón, sin desquiciarte, sin matar a nadie?...
La inocencia? El saberte inocente de todo lo que te están adjudicando? El que estés creyendo en dios? El no haber nacido con esa “capacidad”? No lo  sabes. No lo piensas. Solamente quieres saber, quieres comprender… y quieres seguir intentándolo; pero también es cierto que sigues preguntándote si ha valido la pena llegar hasta ahí; vuelves a pensar en Teresita, y vuelves a preguntarte si ella no tenía razón y fue ella la que hizo lo correcto al quitarse de en medio antes de que las cosas fueran a peor… Porque se supone que te “quedas” por tu honra, por tu honor, por la verdad, por luchar; pero el resultado es exactamente el contrario: cada vez te deshonran más, cada vez te hunden más, cada vez acumulan más cosas sobre ti, y tú sigues sin saber con precisa exactitud, qué.
Porque son expertos de la palabra, la manejan con el método apropiado para cada ocasión. Pero ahora sabes que uno de los métodos más efectivos en su conducta criminalimpune ha sido durante una enorme cantidad de años el hacerse pasar por “los que te estaban ayudando”… Una estrategia infalible para culpabilizarte de lo que sea y para meterse en tu vida hasta tu propio hígado, con el beneplácito y el sello de silencio de los cómplices, que en muchos casos no saben, o no han sabido, que lo son o eran los supuestos ayudadores. De ahí la lógica, en un principio, al decirte "ya se van a cansar" y/o "confía en dios". Pero entonces tu estabas en la más profunda ignorancia de lo que se había y se estaba haciendo.
“No le digas nada, pero ‘pasa esto’, y queremos…” y ahí puede ser, “saber”, “conocer”, “averiguar”, “comprobar”, “ayudar”…, así como “son los…”, puede ser “evangélicos”, “policías”, “el tal o el cual”; “que lo hizo ella”, y entonces “son ellos, los que eran sus amigos, o socios”; que no lo hizo, pero “sí se lo hicieron, cámaras ocultas, montajes”… .Si, porque a veces entremezclan la verdad, para que llegado el momento la confusión sea más,  total y efectiva. Ese es el secreto del “más allá del bien y del mal!... De ahí la lógica, en un principio, al decirte "ya se van a cansar" y/o "confía en dios". Pero entonces tu estabas en la más profunda ignorancia de lo que se había y se estaba haciendo contigo. Y se garantizan que tu vida quede en el más profundo poso, ahogada de mierda; y el tiempo que les estás otorgando, también les juega a favor… Y cómo no!, con toda la publicidad de todas las bondades y buenas obras a las que se dedican a hacer,  debajo del brazo;  folletos llenos de fotos y lugares y gentes… Y las infaltables frases bíblicas acomodadas conforme a la situación y a la conveniencia del momento, que también les justifique. Tal como había hecho aquel de La Coruña conmigo, aquel policía que dijo ser y que se presentó finalmente como del Opus Dei y me dio folletos y mil historias de lo buenos que son.  Y eso sí, verdades como la mía, sepultadas, bien sepultadas; jamás se sabrían…

 SEGUIMOS
Las visitas traídas casi por la fuerza, gracias a los lamentos de T, a la casa, pudieran haber obrado como un bálsamo, un alivio, un poco de distracción, una conversación adulta, madura; pero no, era todo lo contrario; aunque ese mismo deseo hubiera estado tanto en mi como en la visita, la absorbente esponja de T terminaba por sorber toda buena o coherente atención, acaparando todo hacia sí y su terrible pena de tener que “cargar” conmigo: es decir, yo hacerle la compra, hacerle de comer, limpiar la casa –muchas veces para que llamara detrás de mí a la chica y ella limpiara sobre lo limpio de lo que yo ya había hecho-. No se si le sacaba por este “hacerse cargo” dinero a las visitas, como ya había hecho en Lima, pero no me sorprendería, hoy no.
Y corría el año 2004. Había ocurrido el atentado en Madrid cuando yo todavía estaba en el San Pablo. Aznar ya había dicho aquello de que “las víctimas no tienen derechos” y por entonces ya estaba siendo cuestionado si había o no mentido con respecto al atentado.
Pero nada de eso tenía importancia, a no ser por la esperanza que traía un cambio en la dirección del Gobierno-Administraciones…(Pero mira que uno llega a ser iluso hasta la imbecilidad!).
Una de las visitas entre cuento y cuento llegó a referir que uno de los jueces de Barcelona estaba pasando por “tratamientos” como los míos, solamente que al pobre hombre lo estaban sumiendo en la depresión por lo que estaba mucho tiempo sin ir a trabajar…
Las fantasmadas teatrales de T frente al altar que tenía montado de santería, pidiendo dinero para irse a Lima y para que nos ayudaran, comprando paquetes y paquetes de velas que ya llegaban a haber cajas, también formaban parte de la agobiante rutina. Con el tiempo me enteraría que en esos altares tenía nuestras fotos con la cabeza para abajo y de espaldas…
En cuanto a su propia rutina, yo una vez mas le servía de trampolín para saltar a salir a distraerse porque las llamadas telefónicasquejas hacia mí le servían para pedir que la invitaran a algún sitio, a comer o a la casa de alguien. Y así era, se iba a comer afuera y yo me quedaba en lo que podría haber sido un alivio para mí también, si no fuera porque era peligroso; el síndrome de que siempre le faltaba algo: que le robaba. Así también se fue ya no  recuerdo si un par de días a Sitges, a la casa de una amiga que nos había invitado a las dos…, pero ella decidió irse sola.
Si suponías que los días en su casa iban a ser difíciles, nunca llegas a imaginar cuánto!
Yo depresión, no. Desesperación, si, porque a pesar y encima de todo, te presionaba para que te consiguieras un trabajo…; para que hicieras algo, que estabas todo el día metida en la casa. Entonces se te dio por irte por ahí, a dar vueltas y que no te tuviera todo el tiempo encima de ella. Además te tenías que procurar el tabaco, por lo que tenías que bajar a la calle a pedir…
Entonces vino el “te lo pasas todo el tiempo en la calle”, “qué estás haciendo aquí!”…
Una de las visitas, mira cómo son las cosas, terminó siendo una pequeña puerta de escape.
A pesar del odio con el que pueden llenar los corazones, los emocionales de las personas, sus mentes, sus razonamientos, a veces las cosas se terminan dando de manera que no llegues a ahogarte, según sea lo que eso signifique.

Para cualquier colaboración: CatalunyaCaixa, Cta. Cte. nº 20130050990201532512


muchas gracias.


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