jueves, 28 de abril de 2011

DE VERDAD COMPARTIMOS CIERTOS DISCURSOS?

PRO ASOCIACION CONTRA LA APROPIACIÓN INDEBIDA DE VIDAS HUMANAS




Sea como fuere, y lo digo porque no tengo la más mínima idea de cómo fue que al final arreglé, volví a esa casa y, entre otras cosas me reencontré con mis cosas, aunque con cierta pena porque no con todas. Digo, a la casa de “las mascotas”; yo ya había estado en esa casa.  Y el no dar nombres es exporfeso.

UNA REFLEXIÓN APARTE
Hay situaciones que aún hoy a mí me parecen tan absurdas! Es más, con el tiempo me han parecido cada vez más absurdas. Y hablo de la disgregación. Y parece que ya nadie se acordara de aquel dicho de que “la unión hace la fuerza” y permitimos que nos separen, que nos dividan, sin darnos cuenta que con eso nos están debilitando, nos están diezmando, que somos objetos y no sujetos en sus manos, justamente por eso, por estar divididos.
Y es otra “característica” del “sistema”: todos son enemigos; los unos contra los otros, y esa es SU ganancia. Y no terminas de darte cuenta aunque te lo digan, aunque te lo demuestren, aunque lo veas… Pasa con las personas, familias, amistades, parejas; con las calles, los barrios las ciudades; pasa con los países…
No sé si ya lo expuse antes, pero te digo, suponte que hay tres y uno de los tres es de afuera en tanto que los otros dos están emparentados. El tercero (por algo se le llamó siempre “en discordia”) quiere quedarse con lo que les pertenece a los dos. Y, qué hace? Tira la piedra al uno, esconde la mano,  y acusa al dos; tira la piedra al dos, esconde la mano, y señala al uno como culpable, consiguiendo que entre uno y dos se maten y así quedarse el tercero con lo de ambos…, limpito de polvo y paja. Y esa?, esa es una actitud muy, pero muy de práctica “cristiana”…
Y ahora podríamos traer una frase del “Martín Fierro”, de José Hernández: “Los hermanos (y digo yo: las familias, los amigos, las parejas, los barrios, las ciudades, los países…) sean unidos, esta es la ley primera, porque si entre ellos se pelean, se los devoran los de afuera”.
Y hacen muchos años que se impuso el “mi” y no el “nuestro”. Y ahora me pregunto si el tan mentado psicoanálisis no ha tenido mucho que ver en ello.
De ahí es que yo  no  estoy de acuerdo cuando por acá se dice si el hijo o la hija tiene tal edad y todavía no se ha ido de casa. Me van a perdonar, pero los hijos se traen por elección; porque vinieron, por error, pero en definitiva por elección; no eligieron abortarlos, cosa que podría haber sido otra alternativa, por lo tanto en mi opinión son tus hij@s hasta que tu o ell@s se mueren. Son lazos indisolubles; la paternidad/maternidad no caduca con los años, como así tampoco la responsabilidad que ello conlleva, entre ellos la responsabilidad económica, que ha pasado a ser la que más duele hoy.
Y una sociedad que hace este llamamiento te voy a decir qué clase de “sociedad-sistema” es: CONSUMISTA.
Tú tienes una casa, pagas luz, gas, teléfono (fijo, móvil, banda ancha, internet), impuestos, alimentación, mantenimiento…
Uno que se va de tu casa, paga luz, gas, teléfono, (fijo, móvil, banda ancha, internet), impuestos, alimentación, mantenimiento…
Dos que se van de tu casa, pagan luz, gas, teléfono, (fijo, móvil, banda ancha, internet), impuestos, alimentación, mantenimiento…
Es decir, todo lo mismo multiplicado por la cantidad de miembros diezmados.
Mueves el mercado, que es lo que en definitiva interesa al “sistema”.
A nadie le interesa tu supuesto bienestar por el hecho de vivir “solo”, sino que cuanto más separados se los tiene, mayor consumo, mayores gastos, más movimiento de mercado: dos, tres, cuatro televisores,  radios, bicicletas, heladeras, lavarropas, frízeres, sillones, sillas, muebles varios, cortinas y todo lo que se pueda preciar para tener/mantener una casa, se multiplica; si son hipotecas/alquileres, lo mismo. Y todo en base a una “independencia” que, como dije antes, no es más que soledad, y de las malas.
Y no hablemos de la “seguridad” personal. Algo de esto expuse anteriormente. Del desarraigo, del ser “anónimo” (¿?) en la era de Orwell, como lo definió alguien. Se cae en realidad en un estado de vulnerabilidad superlativo; estás expuesto a todo tipo de males en ese hecho del "vivir sol@".
Y digo todo esto aquí y ahora porque esto es lo que he vivido en mi familia desde que murió mi padre y veo retrospectivamente qué mal que lo hemos hecho. Y otra de las nefastas características para que esto se produzca son la sospecha y la falta de diálogo, el no hablar, sinceramente, el no comunicarse para entenderse y hacerse entender. Caldo de cultivo para que cualquier germen se apodere de cualquier y toda relación. No es menos cierto que hay características personales de l@s individu@s que hacen prácticamente imposible la convivencia y son aquellas personas que lejos de buscar el comprender, solo buscan su propio bienestar y que no tienen escrúpulos en sacrificar a quien sea y como sea para conseguir sus caprichos. Y allí nada se puede hacer, porque en esos casos,  son elecciones personales, y de hecho personajes perjudiciales para todo tipo de relación.  Pero en lo demás, si hay algo rescatable, en mi opinión, vale la pena intentar conservar la familia como tal. Un ente de unión que haga fuerza hacia la construcción hacia adentro y hacia lo que se pueda venir de afuera para perjudicar. Y, es mi opinión, como en “Los Mosqueteros”, todos para uno y uno para todos, no puede fallar, se construye un imperio. Eso no quita que no puedas ser blanco de metes inescrupulosas que puedan querer llegar a perjudicarte, por envidia, por ambición desmedida, pero vale la pena intentarlo y pensar que a lo mejor a tí no te va a tocar.
Esa era una de mis fantasías cuando murió mi padre, que los herederos llegáramos a levantar un imperio con lo que el nos había dejado y que teníamos que cobrar…
Bien, volviendo al relato, me quedé con las mascotas y salía todos los días a buscarme el sustento: si podía pedir un cigarrillo, también podía pedir para lo que necesitara. Después de todo, no sería la primera vez.  Así, todos los días iba con el autobús hasta la estación de trenes del pueblo y de allí a Barcelona. A veces hacía una visita a alguien que aprecio sinceramente, aunque no conozco muy bien…, comíamos juntos, conversábamos tonterías y mirábamos televisión en su apartamentito. En ese primer tiempo de mi estancia con las mascotas, a veces íbamos con la de las mascotas y compartíamos los tres juntos. Yo llegué por esto a ser verdaderamente feliz, aunque nunca dejas de sentirte que estás de más…y que les puedes llegar a perjudicar por el solo hecho de estar, sensación esta que no se me ha ido hasta hoy. Pero, por otro lado, en este caso en particular, sabía que no era así porque ellos estaban siendo “jodidos” como yo desde mucho tiempo atrás.


Para cualquier colaboración: CatalunyaCaixa, Cta. Cte.  nº 20130050880201532512

muchas gracias.

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