miércoles, 17 de marzo de 2010

1998, AÑO DE DEFINICIONES

Las vueltas que dí por esa ciudad, entre el trabajo (otra vez a vender), cambiando cada mes, dos o quince días, habitaciones por toda la ciudad, buscando,¡otra vez! en las iglesias ayuda...

En todas las casa era lo mismo: entradas a mis habitaciones, llamadas telefónicas a l@s encargad@s de las pensiones; tirar comida...
Repetir y repetir, de un lado para el otro.
Yendo a policía, una, dos, tres...
Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto...
Termino en la Fiscalía poniendo éstas denuncias, previamente habiendo pasado por la experiencia de intentar con abogados del Colegio... Donde aparecía alguien que sí me quería acoger, aparecían superiores echando todo para atrás.
En la Fiscalía me atendieron dos o tres denuncias, el resto las tenía que preparar yo y presentarlas. No faltaron las preguntas de quién preparaba los escritos. -"Yo, quién los va a preparar"- Miradas raras, escudriñandome y luego gestos de... resignación?

Entre éstas idas y venidas, voy a ver a N2 a donde sabía que vivía. Estuvimos hablando y le pedí si podía recibirme ahí donde ella vivía. Y sí. Me mudé otra vez. A una calle del Pagola...

Tenemos que aprender que los grandes crímenes no los comete uno solo. Siempre son más.

Creo que fue cuando fui a vivir a esa casa que comencé con las denuncias, porque allí era escribir y escribir en mi pequeña máquinita para presentarlo a la fiscalía.

De todas formas terminé llevando a la policía a esa casa porque estaba harta de que me entraran en la habitación.

El agente que vino dijo que necesitaba una custodia como protección y entrar en un programa de esos.
Fue llegar a la comisaría, y todo a la mierda otra vez. Nada (como dice la gestapo ahora).

Las comunicaciones del juzgado comenzaron a lloverme (¡Como fue en la calle San Martín 911 con el juicio laboral!) Parecía yo la denunciada y ellos los denunciantes... De hecho en más de una ocasión tuve que pedir que se modificaran estas carátulas porque las invertían...

La más notable fue la que me llega pidiéndome que me presente en la comisaría -por supuesto, del barrio- y viera a un tal Oficial (del ejército) no sé qué. Ay!, las energías - cuando iba de camino-. Era atravesar, verdaderamente, paredes. Cuando llego, veo, atravezando el patio, al tal Oficial (por el uniforme del Ejército) sentado justo enfrente de mí, en un despacho, sentado en el escritorio, que me mira por encima de las gafas, o esa clase de mirada. Me intercepta uno de civil. Que quiero hablar por el juzgado con ese señor. -"Ah, sí, venga conmigo que es lo mismo"- me dice. El otro, ni se movió. Segía mirándome. Este de civil ¡otra vez! anota todo en un papel con un "lápiz". Yo, quejándome de la gente con la que vivía en la casa y echándole la culpa a N2. Preguntas? Ninguna. El de civil me miraba como diciéndose: -"ésta es o se hace?"-

Vuelta al juzgado. El juez, que quería un informe del forense. Ésto ya me lo había dicho la Fiscalía, que necesitaban demostrar que yo estaba mal, para poder hacer ver el daño que me habían hecho. Me negué rotundamente, ya que yo no me encontraba mal, sino harta de que no me dejaran vivir y de que no pudiera estar en ningún sitio sin que tuviera visitas en mi ausencia haciendo desmanes en cada sitio que intentaba poder vivir.
Ahora el juez. Pero yo confiaba en la justicia... Así que fui al forense. Este sinverguenza (no sé -hoy- si manipulado o corrupto), me pregunta nombre y apellido -con un asco el hombre, que parecía que tenía una babosa delante de el.- y edad. Se acabó el exámen.
Esto sirvió para que el juez de Primera Instancia Instrucción Nº 27 de la Capital Federal, me declarara, cha chan, cha chan: INCAPAZ.
Y no me lo dijo él, que yo lo estaba esperando afuera para que me concediera una audiencia, cuando salió y me dijo que ya había resuelto MI problema habitacional y de alimentos, no, cobarde, me mandó al archivo y un jovencito, muuuy coloradito en ese momento, me entregó el expediente, y lo leí. ¿ESTUPOR?, ¿INDIGNACION? ¿IMPOTENCIA? ¿DESESPERACION? ¿INCREDULIDAD? ¿SENTIMIENTO DE ABSOLUTA INDEFENSION? Todo eso junto y más.

No sé como hice, pero pedí la recusación del juez.
Obviamente, no me podía quedar en Bs.As.


Con N2 habíamos terminado peleándonos muy feo por sus constantes burlas y, en otras palabras, "obediencias"...
Su hermanita estaba también con nosotras y lloraba a mares cuando N2 y yo nos peleamos. Ahí fue cuando le reproché qué cómo había sido capáz de decir de su hermana que había hecho películas pornográficas. Que qué clase de persona era para hacer eso. Yo, claro, ya había decidido irme.

A todo ésto, mi amiga de mis 24 años me había llamado a ésta casa y me contó por teléfono que le habían estado preguntando por mí, que cuánto tiempo hacía que me conocía. Pero que lo dejaría para cuando nos viéramos, a las 7 en el café de la esquina.
Entonces, ya se había olvidado de que era lo que me tienía que decir y aconsejándome de por qué no me iba a vivir al campo... Le dije que quien quiere ayudar no envía mensajeros con mensajes de otros, sino que él mismo dá la cara y dá el mensaje. Se puso roja y asintió.Me levanté de la mesa y me marché. No volví a verla más.

Vendí, gracias a N2 el televisor, le pedí 30 pesos a un hdp del que aquí ahora no quiero hablar, que me había reencontrado después de 20 años, y ya no sé cómo otra vez me había comunicado con Teresa. Que me fuera para Lima que ella se volvía a España y que yo me iría con ella...

Salí de Bs. As. con 130 pesos.Hasta donde llegara... En tanto esperaría que Teresa me enviara un giro. Tenía 44 años. Lo sé porque en ese viaje, que duró tres días y tres noches, bajando de un autobús y esperar subir al próximo que me acercara más al objetivo, perdí la vista. Ya no podía leer. De una noche, que leí un poco la Biblia, al día siguiente, que ya no pude leerla.

En cada parada, era llamar a Teresita por el giro. Y el giro nunca llegó. Así que aguantar y ayunar. Lo único, el taxi hasta su casa, que sí lo pagó ella.


Yo estaba deshecha, desmoronada. Como un animal apaleado. Ya ni siquiera lloraba. Sólo estaba rota, hecha pedazos. Y sabía que Teresita no iba a ser un consuelo para mí, ni un hombro para llorar y ni siquiera alguien en quien se pudiera confiar.

Ahm, pequeño detalle: en la Fiscalía había denunciado todos los pasos hasta llegar hasta ellos, que había hecho, incluso el hecho de ir a Prevensión del Delito de la Policía Federal -en donde el jefe, uno muy joven, me dijo que tenía tres cadáveres para levantar de un tiroteo que había ocurrido en pleno centro de la ciudad y que yo le iba con que me estaban persiguiendo-, y llamó a la comisaría de la zona y les dijo que me atendieran (porque no querían) ya que habían quedado en que yo estaba "bien" (limpia). O sea que me habían estado "investigando".

A las iglesias evangélicas a las que había ido por ayuda, y cada conversación con cada uno, además de al Ejército de Salvación, a N2 y a otro montón del Ejército de Salvación.
También al Colegio de Abogados de la Capital Federal.

En fin, denuncié a todo el mundo. A todo el mundo que había participado en el acoso y el desinterés por el tema que habían demostrado por las manipulaciones.

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