miércoles, 17 de marzo de 2010

LIMA Y VUELTA

Congeniamos de inmediato. Era una gran mujer. Tenía dos hijos varones. No tenía pareja.
Me llevó en su coche a todas partes, con los niños, por supuesto, me hizo regalos y paré en su casa
.



Esto es parte de Lima

Con Teresa no sé qué pasó, pero sé que no quería venir a dónde me invitaban a mí, se quedaba en la casa y eso la enfadaba.
Una vez yo estaba en su casa

Esto también

planchando y se empezó a poner un poco alterada -por cualquier cosa se alteraba- y yo comencé a orar. Por supuesto estaba "enviando energías" y ella lo percibió y me amenazó -"Tú sigue, tú sigue y ya verás quién soy yo; vas a conocer quién soy yo!- me grito.

Lo que fuere, estando en casa de mi prima un día llama por teléfono: Què estaba haciendo yo en la casa de su sobrina, que no tenía nada que hacer ahi, que esa no era mi familia, que me fuera a buscar a la familia de mi padre. Yo (ja, ja, ja) diciéndole que se la estaba buscando, qué era lo que le pasaba y qué era lo que quería. Por fin me suelta que me había denunciado a la policía. -¡¿Y por qué me vas a denunciar tú a la policía?!, de qué me vas a denunciar?! Mi prima tomó el teléfono y le preguntó lo mismo. Le dijo que yo podía estar en el país tres meses como turista. Que qué le pasaba conmigo, por qué no me dejaba ir a dónde quisiera, si yo estaba de paseo y conociendo a su familia, porque sí era mi familia...

También conocí a la mamá de ella, mi tía. Buena mujer, muy pobre, pero bien.
Fue en definitiva un viaje provechoso a no ser por... Teresa...

Mi prima con los chicos me llevaron hasta la estación y la verdad es que la habíamos pasado rebien.
Sólo me había llamado la atención el hecho de que mi prima me dijera que cuando ella viniera a Bs.As. esperaba que yo la recibiera en "mi casa". Me la quedé mirando y al final le dije -"Pero, ¿tú sabes dónde yo vivo...?"; apenas quepo yo. Pero bueno, quizás cuando tú vengas..., cómo no..."

También había tenido que aclarar que "yo no tenía "negocio". Y mirándola a Teresa le había aclarado que yo le había dicho que "vendía lapiceras", no que tenía "un negocio". -"Apenas saco para vivir"- había tenido que aclararle. Como siempre, salió por la tangente...

Cuando regresé al Pagola, me dí cuenta que habían entrado en mi habitación. Fui y se lo comuniqué a la ya Mayora Ferreira. Ni caso, como si le estuviera diciendo que en invierno hace frío. En realidad nunca servía de nada hablar con la Mayora, mujer de carácter nervioso y boca casi siempre hermética, mirada casi siempre reprobadora y actitud siempre "contenida".

1996 fue el comienzo de mi naufragio, como le dije a C. después.

En el Pagola comenzaron a perseguirme: me llamaban la atención por todo, me acusaban a mí de cosas que hacían las demás, me "toreaba" una...que bueno... (favorita de la Mayora), murmuraban constantemente de mí, -como que yo robaba- (y a la que robaban era a mí),no me dejaban dormir, entraban a mi abitación una vez sí y otra también.

Comencé a cambiar cerraduras. Era lo mismo.

Los problemas se fueron agravando de a poco. La estufa de la habitación comenzó a echar humo que dejó todo el techo negro. No había forma de que me la nivelaran. Cuando decían que lo habían hecho, me la encontraba peor. La Mayora Ferreira no se hacía "cargo" de nada.

Creo que fue ese mismo año que su hermano que trabajaba en el comedor que habían abierto en la planta baja al publico ¡con la puerta de calle abierta todo el tiempo! -a N2 un día le entraron en el baño mientras se estaba bañando y se le asomaron por encima de la mampara- murió.
Un hombre fuerte, joven, si mal no recuerdo tenía cuatro hijos, y que no sé por qué pensé que su muerte no había sido algo casual. Que habia comido algo que le había caído mal, decían. ¿Sabía algo y lo quiso denunciar?

Porque todo este asunto tiene el síndrome del "cornudo", todo el mundo lo sabe, menos el cornudo, y yo me lo había encontrado más de una vez tomando un café cerca de alli, y se me había quedado mirando como queriendo advertirme de algo.

En el trabajo me robaban la clientela. Llegué a recorrerme literalmente todo Buenos Aires y la provincia, buscando donde no se metieran en mi trabajo. Por supuesto, ningún efecto.

Aún así, un día que vendí muy bien (ya había entrado de lleno en "una de cal y una de arena" (una vez pasaban "ensuciandome" y la otra pasaban "limpiándome", que era cuando vendía muy bien) me compré el deseado teclado para mis prácticas de piano.

Pero las dificultades se fueron convirtiendo en, no sólo una rutina, sino en aumento.
Yo me refugiaba en mi música, mis estudios, mi inglés. La iglesia? No. Ahí también ya habían muchos problemas.

Un compañero de los cursos mucho menor que yo, de la edad de N2, comenzó a practicar el amiguismo conmigo. Lo llevamos así un tiempo hasta que yo ya empecé a "sentirlo" de otra manera y no había modo de cambiar eso orando, así que me fuí unos días a trabajar a Córdoba. Necesitaba alejarme de el. No era normal.

En Córdoba me hospedé en un hotel que tuve un "raro" suceso. Una mañana bajo al comedor y pillo infraganti a dos mujeres del hotel en el momento que están diciendo, textualmente -"qué hija de puta!!!"-. Cuando me vieron, pasaban del púrpura al blanco más puro. Yo, anonadada.


Cordoba
Más anonanada me quedé cuando una noche me llaman por teléfono y ¡era éste chico!. -"¿Cómo sabés dónde estoy. Quién te dió el número del hotel?"-le dije enfadada verdaderamente. Se lo tomó a broma. Misterio.

Estuve no recuerdo si una semana o diez días. Cuando volví ya comencé a tratarlo diferente. Entonces fue a querer seducir a N2. La agarré a N2 y la puse morada, que ni se le ocurriera... (N2 me lo agradecería un tiempo después por haberla salvado). Por fin un día le dije que si venía por lo que oía por ahí, que no volviera más ni me llamara más. Y así fue. No volví a atenderlo de ninguna manera.

N2 se había vuelto "tonta". Vivía provocándome; hacía todo y de manera que me molestara. En una ocasión estuvo golpeando ¡fuerte! la puerta de mi cuarto durante una hora porque yo no quería abrirle. En la casa, nadie le llamó la atención.

Llegaríamos en éste estado a 1997.



¿Por qué no me iba? ¿A dónde? No me olvidaba de lo vivido en España, y repetido a mi regreso a Bs.As. No, no tenía ganas de volver a lo anterior tampoco. Esperaría, que dios se encargaría de hacerme justicia y poner cada cosa en su lugar. ja, ja,ja.

En 1997 las cosas -en todo- pasaron a mayores. Ya no podía ni ir al baño sin que entraran al cuarto. Tenía que ir con el bolso y aún así me robaban (incluso hasta cubiertos de cocina o tazas) cualquier cosa como para que "supiera".

Fue a peor.
Después de estar tiempo y tiempo lavando todo con un producto, con otro, tuve que tirar ropa, la ropa de cama: alcolchado, sábanas, todo (volver a comprar y tener que volver a tirar).

Empecé con la comida: nada tenía el sabor ni la consistencia que tenía que tener: arroz, yerba, azúcar... Tenía que lavar la tetera a fondo cada vez que quería usarla. No dejaban nada sin "tocar". Practicamente todo se había vuelto inutilizable.

Todo estaba mal, incluso mi vida personal, íntima. Tenía deseos sexuales que no eran del todo naturales e incluso, hiciera lo que hiciera, no me saciaba...

En una ocasión me pasé cuatro noches y sus cuatro días sin dormir y yendo a trabajar cada uno de ellos. No definitivamente había algo que no era normal. Recién entonces pensé en elementos externos con los que pudieran también estar atacándome. Empecé a cuidarme más en lo que comía.

Ya ni me cocinaba.

Me sentí (estaba) enferma, así que me fui a hacer un examen -prueba cardíaca de esfuerzo-. Nunca supe el resultado real porque me habían cambiado a la Dra. por un médico que me maltrató y me dijo -"Usted no tiene naaada"- Por la doctora me había enterado que tengo el corazón más grande de lo normal y se lo había adjudicado a la anemia crónica que pillé con el tiempo.

También hice -mas bien, procuré- consultas por una "alergia": me picaba todo el cuerpo... (por lo que no consulté por por las tremendas hemorroides que de pronto me habían salido. En el lado posterior de la puerta de la habitación había puesto un espejo: allí me las miré un día...), (¡lo que me significaba salir a trabajar cada día con 40 grados de calor y en ese estado!); llegó a picar hasta el aire de la habitación, era irrespirable. Ya no sabía con qué limpiar. El suelo de la habitación quedó con la madera blanca de tanto fregarla. Supe que a N2 le pasaba lo mismo: estaba lavando toda su ropa y su cuarto con vinagre...


En todo ésto no sólo había elementos "espirituales" -ENERGÉTICOS, SE HOY- sino otras cosas, pero ¿qué?

Llegó el terror. No podía salir de la habitación. En la casa habían días en que no se escuchaba absolutamente nada, como si estuviera yo sola en mi cuarto, y otras que no se podía ni estar de las molestias que causaban exprofeso, y otras cosas.

Terminé durmiendo acurrucada en un ángulo de la pared, sobre el colchón, sentada y cubierta solo con el desabillé. Otras veces dormía en el suelo sobre cartones, orinando y más en un cubo en la misma habitación.
Ya como en el trabajo no me iba mejor, no tenía dinero para irme; ahora, ya no.

Había una mujer muy mayor en la habitación del 2º piso justo encima de la mía. Ella contribuía arrastrando los muebles toda la noche. Una vez dejé de oírla y le pregunté a la chica que siempre venía por este tiempo a hablar conmigo y que compartió esos terribles momentos conmigo. Me dijo que la había llevado a la clínica a internar, porque se había desmayado en su cuarto y les había costado sacarla porque se había encerrado y trabado la puerta porque "tenía la idea" de que le entraban en su cuarto.
Para ésto N2 ya no vivía en el Pagola. Se había ido
.

Con N2 las cosas se habían ido deteriorando también por las constantes provocaciones, burlas y otras cosas y un día me fui furiosa a su habitación y le dije de todo. La insulté como me vino y por un largísimo tiempo. (Luego también evaluaría que ese comportamiento no tenía que ver con nada...) Ella, sin decir nada sólo hacía caras para que me callara, en lo que creí entender que me estaban grabando. Poco me importó.

En otra ocasión una señora que venía a la casa me preguntó si yo sabía lo que estaban haciendo conmigo. ¡Me hacían tantas cosas! Así que le dije que qué quería que hiciera (-nunca des nada por sentado, más bien, tú nunca sabes nada, porque quizás es verdad, no sabes nada, siempre pregunta y deja que hablen-), y ella fue a hablar, con cara de "pero ésto es peligroso", pero se callo.

También me habían dicho de que me estaba siguiendo la policía, y yo contesté "y qué, no tengo nada que ocultar. Mejor, me están cuidando"- (MUY MAL HECHO!!! E IGNORANTE DE MI PARTE). Pero, pregunto hoy, hay manera de evitar algo así? Si la hay, yo no la conozco.

Aquel chico, D, finalmente se había casado. Me enteré porque me llamó por teléfono y cuando le pregunté por qué me llamaba, me dijo que se había casado y que quería presentarme a su esposa. Me hice más amiga de ella que de él. Me invitaban a donde vivían, a comer y a pasar la tarde; un hotel en donde ella era la encargada.

Cuando por fin decidí irme del Pagola, las autoridades había cambiado y habían hecho un enorme recambio de los que vivíamos ahí.

Y también habían vaciado la casa, las habitaciones. Ahí me enteré de que ésto pasaba cada cuatro años, cuando hacían cambio de las autoridades de la casa, y que lo hacían una camarilla que se había formado en la casa (residentes más antíguas) que se dedicaba a desvalijar las habitaciones.

En una oportunidad fui a salir y me veo un coche con cuatro individuos aparcados en doble fila media calle antes de llegar a la casa, miraban; uno se bajó y con una enorme cámara comenzó a hacer fotografías y a jaranearse con los otros. Bien vestidos, con abrigos llamados "sobretodos".

Volví a entrar y fui a hablar con la nueva encargada y a recriminarle si me estaban persiguiendo, haciéndome perseguir.
Ella estaba en cama porque en un asalto al autobús (colectivo) en el que ella viajaba, le habían disparado en una pierna. Yo le mencioné entonces que yo había estado orando por todas las injusticias y el daño que me etaban haciendo...

Ella me dijo que como a mi me gustaba tanto escribir, que escribiera, que escribiera lo que pasaba allí, lo que era esto. Entonces me dí también cuenta que me revisaban hasta los papeles y una especie de diario personal que yo llevaba. ¡¿Pero qué era ésto?!!!

Así que hablé con CyD y ellos me ayudaron en la mudanza hacia "su" hotel.

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